Caen del cielo las cenizas de tu mirada ausente,
Y el río que alguna vez fue y no renacerá es una vida.
Cuando el sol se descompone en tiempo presente
El barco se extingue entre las caras partidas.
Cargo al pasado con grilletes rojos y morados,
Pues la mirada es sórdida, abyecta, aterradora.
Cuando no crecen raíces de minerales corrosivos, salados,
Saluda sombría la lira al mascarón de la aurora.
No creo en el perdón de los pecados, ni en la vida eterna.
No creo que exista otro infierno que el que se puede ya vivir.
Pues corta es la vida y largo el sufrimiento,
Y la corona de espinas coróname a mí.
Luis Fernando Campos (Colombia, 1998)
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