domingo, 21 de septiembre de 2014

Atisbo de alegría en medio de la desesperación, por Luis Fernando Campos

Porque como cascadas de hielo y nieve,
Surgen golpes de recuerdo de un río desbordante,
Ayúdame a cultivar de la enredadera en el patio
Las cosas bellas que veo en tu jardín.
                                     
Así, anhelante, como poseída por inspiración divina,
En un sitio bello y pálido, de luces claras, verde,
Eres tú la negra amasando encarnada en cuerpo sin alma
Renace el instinto, la mordida, las campanas de la vida

Aunque oh tristeza de verte
Abatida como yo
Contemplo el amor de tu acción,
La paciencia en tu brazo.

Así como se agitan las carnes
Y se bombardea la sangre,
Así vive el arte y la comida
La sangre roja creadora.

En tus venas contradictorias un nuevo espíritu vive,
Que va amasando y esparciendo trocitos de canela  sobre el cristal.

Arma poquito a poco, esparce y frunce la masa
Y luego con un cuchillo, dulce y rojo como la nieve
-Como el verte en mis poemas- o el recuerdo inconsciente y libre
La vida en el compás perfecto y la estancia admirable de Rafael

Así esparciendo, buscando en el vacío, vas haciendo aquello que los artistas imitamos,
Pues con mariposa concentración y destreza únicas, compones, de un buen material,
Una buena comida: haces de lo que ya fuese bello, algo hermoso y sublime.

¿Pensando en tus hijos tal vez? La canelita se huele desde lejos.
¿Esperando las luces de la luna? Y aunque intentas buscar algo en mi mirada,
Tal vez tus problemas, el resto del mundo, o simplemente el vacío, meditando.


 Luis Fernando Campos (Colombia, 1998)

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