domingo, 2 de marzo de 2014
Breve atisbo de alegría entre confusiones alienantes, por Luis Fernando Campos
Cansado y aburrido caminando
Observo pensando y busco otra forma
De alegría o esperanza,
De vivir mejor.
Porque es tan importante como las respuestas
Que a veces casi solucionan o que proponen
Encontrar más preguntas para pensar
En los momentos en que el arte no basta
Y en una esquina, como poseída por inspiración divina
Un sitio bello y pálido, de luces blanquecinas
Y una negra amasando y con ojos sin alma
Renace el instinto y la mordida y las campanas de la vida
Aunque oh tristeza de verte
Abatida como yo
Contemplo el amor de tu acción,
La paciencia en tu brazo.
Así como se agitan las carnes
Y se bombardea la sangre,
Así vive el arte y la comida
La sangre roja creadora.
En tus venas contradictorias
Un nuevo espíritu viviendo
Que va amasando y esparciendo
Pequeños trozos de canela
Sobre la superficie de cristal
Arma poquito a poco
Esparce y frunce la masa
Y luego con un cuchillo
Dulce y sensual como la nieve
-Como el verte en mis poemas-
O el recuerdo inconsciente y libre
O la vida en el compás perfecto
Y la estancia admirable de Rafael
Así esparciendo,
Buscando en el vacío,
Vas haciendo aquello
Que los artistas imitamos
Pues con amor y concentración
Y destrezas únicas
Compones, de un buen material
Una buena comida:
Haces de lo que ya fuese bello
Algo hermoso y sublime.
¡Oh, enséñanos a ser ese artista
Que aunque la espada baja
Y como rendida
Trabaja con igual eficiencia
E ímpetu!
¿Pensando en tus hijos tal vez?
La canelita se huele desde lejos.
¿Rezando, aguardando, recordando?
Intenta buscar algo en mi mirada,
¿Tus problemas, el resto del mundo,
O simplemente el vacío, meditando?
Pienso en el sabor del rollito.
¡Hermoso rollito de canela,
Que tantas veces alegras
Y que te vuelves necesario!
¡Tú consuelas, festejas nuestros méritos!
Sin embargo algo me interrumpe
Y no termino de ver el proceso,
Como el padre que muere sin,
¡Tristezas del destino!
Saber qué fue de su hijo.
¿Cuántos otros rollitos no habrás hecho hoy también?
¿Cuántos otros como yo?
Ojalá algún día vieras mi poema.
Luis Fernando Campos (1998)
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