viernes, 21 de febrero de 2014
Cuarto creciente en torrentes de sangre evanesciendo, por Luis Fernando Campos
El arrepentimiento de no haber estado un segundo más
Junto con el grito ahogado de la desesperación y la duda.
La vacilación de ver morir, desjarretado; los tendones
Cayendo por detrás y enfrente: las mordidas rojas del tiempo.
¡Oh perverso inconsciente, engañado, manipulado!
La muerte salvando la furia y la lluvia de la omisión.
El reloj palpitante, tripa vana de una vida extirpada
Sobre las manos perversas; y el sentir cruel, sempiterno
De las ilusiones abladas en el caer del sol sobre el mar.
La negación expresada en el desfallecimiento histérico
Estallando góticamente vitrales de choques neuronales;
Yéndose con la muerte algo inasible, inalcanzable.
¿Inmarcesible?
La luz de los estragos apagados, gozosos en su ignorancia,
Atormentan tu mirada, Salambó.
El velo maldito se burla de tu destino.
Luis Fernando Campos (Colombia, 1998)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario