martes, 22 de octubre de 2013

XLXIX

Los fines de semana aprovechaba para viajar por los pueblos del sur del Huila. Me gustaba Gigante, con su enorme ceiba (plantada en el siglo XIX, cuando José Hilario López abolió completamente la esclavitud en Colombia) y sus casas centenarias; también Timaná, con su clima templado y su gente alegre; Pitalito, municipio movido y lleno de entretenciones; San Agustín y San José de Isnos, llenos de megalitos y tumbas ancestrales. Dichos viajes me permitieron conocer a fondo la idiosincrasia del huilense. Se ha calumniado injustamente al opita (coloquial gentilicio usado para designar a los habitantes del Huila). Existen chistes estúpidos y comentarios ponzoñosos. Puras mentiras. Vi gente muy trabajadora, que se levantaba temprano en la madrugada a hacer las labores del campo. Personas esforzadas, hacendosas, responsables.

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