martes, 22 de octubre de 2013

LXVII

Además de mi consulta privado, me ganaba la vida como conferencista y docente. Empecé a trabajar como profesor de Neuroanatomía en el Politécnico Internacional. Pronto, al ver mi buen desempeño, la Decanatura tuvo a bien asignarme la cátedra de Anatomía y la de Salud Mental y Psiquiatría. Me entregué amorosamente a mi ejercicio de maestro. Intenté preparar todas las clases, hacer buenas presentaciones, resolver todas las dudas que mis estudiantes tuvieran. Traté de imitar todas las cosas buenas que había notado yo en los profesores que habían pasado por mi vida. Añadí mis propias innovaciones y adaptaciones, por supuesto. Además, traté de llevar una buena relación con mis estudiantes (que se estaban preparando para licenciarse en Enfermería) y de serles útil en la medida de mis posibilidades. Asimismo, traté cuidadosamente de no incurrir en las fallas que había notado en los docentes que tuve a lo largo de mi carrera. Creo que lo hice bien. Mi experiencia como monitor y profesor invitado en otras universidades me fue bastante útil. Aún hoy (y eso que renuncié a ese trabajo a mediados de 2011) me encuentro con estudiantes agradecidos por mi labor. Recibí el premio Profesor Distinguido y muchas felicitaciones.

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