martes, 22 de octubre de 2013

LVIII

La entrevista transcurrió amablemente. El doctor Gómez Restrepo sólo tuvo palabras de elogio, y al doctor Santacruz le gustó la erudición que mostré. Obtuve la nota más alta en el examen de cultura general. En la tarde, contrastando con el afán de otros candidatos (que ni almorzaron, esperando los resultados), preferí ir a misa a darle gracias al Altísimo por tantos favores recibidos, luego de almorzar en compañía de María Mercedes Cristancho (a quien no veía desde el pregrado en medicina) y uno de los que serían mis compañeros en la especialización, Felipe Villegas. Él fue el que me avisó que había pasado. Aproveché el mes de enero para repasar apuntes de psicopatología y psiquiatría. Volví a reírme al rememorar las clases del doctor Santacruz. Releí los cuadernos de neuropsicología y neuropsiquiatría. Tuve el enorme placer de reencontrarme con los doctores Stella Guerrero y Mario Peña (ya casados para ese entonces) y cenar con ellos en dos oportunidades. Me dieron consejos y prudentes advertencias, que demostraron ser bastante útiles a lo largo de la especialización. También volví a verme con los doctores Javier Aulí y Gabriel Fernando Oviedo; con ellos hablé, obviamente, de música.

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