martes, 22 de octubre de 2013

LIV

A veces acompañaba al padre Díaz a hacer misión. Íbamos a zonas “vetadas” por su peligrosidad. La gente de esos sitios agradecía que nos acordáramos de ella, pues el Estado brillaba por su ausencia. Dábamos misa, algo de catequesis (yo intentaba dar una catequesis actualizada, clara y comprensible), visitábamos enfermos y volvíamos a la casa cural. En una de esas giras conocí la casa natal del maestro Jorge Villamil Cordovez, uno de los grandes compositores huilenses del siglo XX. Como el sacerdote también era párroco de San Antonio (un municipio equidistante entre Neiva y Vegalarga), allá lo acompañaba en ocasiones. Me encantaba la iglesia, de estilo colonial y más de dos siglos de antigüedad. También la casa cural, que consistía en una casona huilense típica, pintoresca y también con muchos años a cuestas. Después de cenar, me gustaba conversar con el padre Díaz y el sacristán de San Antonio, que seguía atentamente las ligas colombiana y española de fútbol. San Antonio tenía un aire de otro mundo, de otra época. La vida transcurría lenta y serenamente, como si aún estuviera en el siglo XIX. Sus habitantes eran honrados, dejaban las puertas de sus casas abiertas, se conocían entre sí. Los únicos elementos de bullicio eran los escasos automóviles que pasaban por ahí, pues era un paso obligado entre Neiva y Vegalarga. Por esa época leí a dos autores disímiles pero interesantes: Mario Puzo, a quien le fascinaban las historias truculentas (desde los Borgia hasta los Corleone), y José Martí, que destilaba optimismo y fe en la humanidad. También le metí el diente a Uslar Pietri, Zuleta, Ingenieros (que compartía con Martí su esperanza en el hombre americano), Caballero Calderón y Carranza. Terminado Plenitud y a poco de finalizar el año rural, empecé El Circo, una especie de autobiografía con pretensiones de documento histórico. Era una narración de los eventos más relevantes de Colombia y el mundo que yo había podido presenciar. Es un trabajo interesante, pero aún inconcluso. Creo que los recuerdos removidos en aquella ocasión me han permitido escribir esta autobiografía con fluidez.

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