domingo, 29 de septiembre de 2013
Antítesis, por Luis Fernando Campos Vargas
Vivimos entre nieblas de papel ondulante y hojas secas por el viento,
Donde sobrevive una esperanza y renace el conocimiento.
Y se juntan el ansía de querer morir y vivir al mismo tiempo,
Y nacen las ganas de querer huir ya estando medio muertos.
Vivimos asolados por las penas de nuestras vidas;
Pero tememos al morir como el peor de los castigos.
Pues yo vengo amigos para mostraros
Otra cara de la moneda,
Para enseñaros a vivir medio muertos y a vivir sufriendo,
A sufrir en vida para morir viviendo,
Y a gozar la muerte para vivir muriendo.
Y así, entre la vida y la muerte, y el placer y el dolor,
Viviremos aun muriendo,
Apagando el corazón.
Y así, entonces, viviendo medio muertos y medio vivos sufriendo,
Desearemos todos juntos,
Acabar con el dolor.
Luis Fernando Campos Vargas (Colombia, 1998)
Euforia, por Luis Fernando Campos Vargas
Encerrado en la cárcel del tiempo, en la prisión del cuerpo, atado a las cosas materiales, busco una forma de reencontrarme. Me siento en paz, y un nuevo tenue escalofrío me recorre el cuerpo renovando mi vida. Veo pasar todos los días otro día, pero no veo qué hay en mí. Olvido mis pensamientos, y mis obras están a favor de todo lo mundano. Y busco pasar de lo vano a lo sublime, de lo pasajero a lo eterno, y me encuentro con la muerte y con la soledad. Busco un nuevo respiro, pero me encuentro abandonado, sin límites, sin caminos, sin fronteras, sin alguien con quien hablar. ¿Es que esto solo lo siento yo? ¿Es que solo yo siento que mi espíritu muere por salir de mi pecho y volar, y recorrer las nubes y salir, destellando armonía, y me siento vacío y solo? ¿Quién más puede, sino yo, buscar la verdad eterna, fuera del cuerpo, fuera de la materia, alimentando el alma y el espíritu con recuerdos vagos del corazón? Pero, ¿cómo no voy a sentirme desolado, si veo gente a mí alrededor actuar sin rumbo, morir sin esperanzas, vivir en su vago y estúpido hedonismo, que no hace sino crear gente insegura e infeliz? Por supuesto, el camino lo debo hacer yo. Yo debo emprender mi viaje hacia lo lejano, yo debo peregrinar hacia lo eterno, y cuando pienso en eso me siento libre, casi muerto, me siento casi esclavo de mi propia libertad. Y luego caigo, y el sonido mortífero del impacto carnal retumba sobre el sombrío salón de la realidad, y me encuentro con las pobres posibilidades para filosofar y vivir en un nirvana en sociedad. Y un nuevo sentimiento se apodera de mí. Se apoderan de mí las ansias de vivir en llamas, se torna roja mi mente, y avaras mis venas de sangre se ponen al ver el mundo. Y lleno de energía despierto y salgo, y me desprendo en cuerpo y alma de lo que tengo, y ataco, y me muevo con agilidad por donde necesito y despierto a un mundo cruel que necesita apoyo eufórico; grito, me desgarro internamente. Veo órganos rompiéndose, ángeles infernales gritando, veo sangre recorrer por las paredes, y me siento vivo y ansioso de vida, y quisiera ser joven por siempre y quisiera nunca morir. Y soy fuego y llamas, y me consumo lentamente entre las cenizas que me verán renacer. Y sonrió y frunzo el ceño, y lloro y me desquito, y me levanto con fuerza agonizante cual animal subyugado que lucha contra su verdugo, y salto, y me veo lleno de energías. Y de pronto caigo entre tinieblas, y me siento mal, culpable, y me acuesto a llorar.
Luis Fernando Campos Vargas (Colombia, 1998)
Amor, por Luis Fernando Campos Vargas
Despierta tras haber dormido confusamente, su vida está llena de errores y cada vez tiene menos sentido, pero él sigue luchando por sus sueños, y cada mañana se levanta pensando en la muerte y en el triunfo. Porque siempre triunfa y muere, y va guardando sus tesoros y sus cadáveres en lo más oscuro de su habitación, y allí duerme y ahí come, y ahí vive y pasa el tiempo, y ahí sonríe y llora, y evita el mundo que lo rodea. Porque para él el mundo es pequeño, porque para él el cielo y la verdad están encerrados en sí mismo y no en los demás. Y sólo lee y solo piensa, y solo sueña despierto y sólo despierta soñando, y solo vive en sus sueños y solo durmiendo vive. Y todos los días con sagrada pulcritud limpia sus trofeos, y los acaricia, y los anima, y los desea cada vez más y en mayor cantidad. Abre la puerta del mundo, pisa la tierra, mira al cielo, y se sumerge en una nube de pensamientos que lo lleva nadando por entre las calles y la gente, que mira impresionada cómo es alguien capaz de volar tan alto con unos grilletes tan pesados.
Otro hombre también despierta, pero él vive solo, vive desesperanzado y triste. Vivía. Hoy se siente con más energías, hoy se siente feliz y sonríe al espejo, hoy se baña y se prepara, hoy no se lamenta de su pobreza. Él mira al cielo con compasión, contempla el suelo con fervor. Hubiera querido amanecer muerto y escapar, librarse, irse con dios y ser elevado por los ángeles, y que las llamas del infierno le quemaran ese pútrido cuerpo que encerraba a su pobre corazón. Sin embargo, hoy le pide a las almas penantes del purgatorio que aplacen esa condena, que esperen. Y no sólo hoy, ya lo ha pedido varias veces, unas tres o cuatro. Sí, desde que conoció a esa persona. La primera vez ella no fue gran cosa, tan poco la segunda. Pero poco a poco él fue siendo menos tímido, y ella más intelectual, y él se fue quedando calvo y ella fue aprendiendo de la vida. Y fueron aprendiendo a amarse en secreto, y a corregirse los errores, y a olvidarse siempre después de estrechar las manos. Y su cara se fue volviendo más hermosa y esbelta y la de él más intrépida. Y fueron abrazándose y fueron tocándose, y fueron amándose con el tiempo, pero él volvía a su casa con la cabeza gacha y los brazos caídos, y se acostaba a olvidar lo que había sucedido. Sin embargo, hace un mes, no fue así. Hace un mes llegó, completamente mojado por la lluvia, con una sincera sonrisa en la cara. Y se vio al espejo y no se pareció tan feo, y pensó que tal vez una chica como ella estuviera interesada en una persona como él.
Es un día arduo para un pobre soñador, un día de perros, un día de mierda. Todo le sale mal y llega tarde a todo, despierta más triste que de costumbre y le faltan energías. Busca rápido que comer, y sale. Hoy se siente mal, se siente feo, no ve para qué seguir luchando. Y sale a la calle y comienza a volar, y se sumerge en un mundo paralelo, en un mundo menos carnal y más divino, en la muerte sagrada, en la vida eterna, y así se siente un poco más descansado. Con su guitarra a cuestas canta en varios lugares, recibe algo de dinero para sostenerse el resto de la semana, y se siente algo mejor. Sus libros le han dado una mejor forma de ver al mundo, sus libros le han ayudado a ver más allá, a encontrar la felicidad. No recuerda si durmió o si no, o si esto es un sueño o está viviendo, pero actúa como soñando y como viviendo, y sueña y vive, y muere viviendo y nace soñando, y naciendo y muriendo se siente más vivo, más despierto. Agotado, ve cómo su larga jornada ha terminado, y sube al transmilenio. Busca su estación y espera a que llegue el tren, y ve a la gente pasar. Su mirada es firme y caída, y mira de forma triste pero decidida, se enfrenta al mundo de nuevo.
Pero él decide hoy hacer lo que nunca ha hecho. Hoy decide enfrentar la realidad, hoy decide confrontar sus demonios. En una hora estará con ella, pero no sabe qué llevar. Busca en la cuadra de su barrio mientras determina su decisión, lo cual lo hace parecer mucho menos eufórico que como se sentía por la mañana, y más inseguro y tímido. Consigue una pequeña pizza. Busca mantenerla caliente mientras llega a estar con ella. “Las seis”, piensa. Debe salir ya. Su corazón deja que la sangre se pinte de miedo, su mente se anula y sus movimientos se vuelven torpes. Antes de salir saca algo de dinero para el transporte.
El hombre se recuesta contra la pared a recordar viejos tiempos, épocas de más regocijo y tranquilidad. Por fin se siente seguro y bien. Le pasa seguido. Una vez el rodaje comienza a marchar, quisiera que nunca se acabara ese momento y volar en ese instante y dejar esa dura carga de huesos y carne y esperar en el vacío. Sin embargo algo llama su atención. Hay un pequeño hombre que sube en la penúltima estación, y el vagón de repente se impregna de su olor favorito, y ve una caja extremadamente diminuta siendo cargada por la criatura. El hombre lo ve, y puede mirar en su cara años de tragedia, y mira lo que lleva y lo compadece por ser pobre. Y se pregunta, ¿alguien para que quisiera llevar una pequeña caja de pizza en un transmilenio? Y le sonríe.
Luis Fernando Campos Vargas (Colombia, 1998)
Va caminando por el bosque, por Luis Fernando Campos Vargas
Va caminando por el bosque,
Un pobre hombre jorobado
Y vase sintiendo amilanado
Por el terror que lo aprisiona.
Y cabizbajo y deprimido
Se repite esta pregunta:
“¿Con qué fin he yo nacido,
Si nada en la vida perdura?
Pues si haber vivido es haber sufrido,
Creo que ya he sufrido suficiente.
Quitadme pronto Señor pues,
Esta pesada cruz de encima,
Que sufrir esta pena infernal
A la que llaman vida
Siento yo que no he sido llamado,
Y si para abandonar el dolor
Háyanse tantos suicidado
Ya quisiera imitarlos yo,
En un árbol de estos colgado”.
Y aunque la noche parece eterna,
La luna baja ya de su órbita
Y a este pobre desgraciado se dirige.
“¿Qué te ha hecho este mundo
Para reclamarle de tal forma?”
“Me ha hecho feo y me ha abandonado,
Nací pobre de espíritu
Y moriré desafortunado.
¡Cómo odio esta mala vida
Que a tantos les ha tocado!
¿Para que abrir los ojos hoy,
Si mañana estarán cerrados?
Ya quisiera yo escapar,
Maltratar como me han maltratado,
Huir por este sendero
Que algún desgraciado habrá talado.
Y si los árboles me escuchasen
Seguramente hubiéranse revelado
Contra esta dura vida
A la que el Creador les ha mandado”.
Caminando por el bosque,
Anda el hombre desgraciado,
A quien la luna le habla
Y a quien nadie ha amado.
Pero su camino no acaba nunca,
Aunque corra desesperado,
Nunca saldrá de ese bosque
Que su imaginación ha creado.
Luis Fernando Campos Vargas (Colombia, 1998)
Poema del Desesperado, por Luis Fernando Campos Vargas
Movidos entre juegos de azar
Y relampaguear de versos extraños
Habitan mis vacíos pensamientos
Sin saber a donde dirigirse
Ni por qué han nacido.
Consumación galáctica y anhelo,
Rebelión en lápida con velo,
Camino oscuro que seremos.
Nubes negras que no saben a qué vienen,
Ni por qué no se van,
Pero que son tan efímeras
Como la tan preciada vida.
Y yo las contemplo
Desde mi oscuro dormitorio,
Gigante palacio
De verdes enredaderas.
Y las veo llorar y suspirar
Y moverse entre sollozos
Buscando una razón a su existencia.
Y suben hasta mi balcón a preguntarme:
¿Por qué, por qué no?
¿Y qué será de mí si muero?
¿Y qué será de mí si despierto,
Desnudo, en tu pecho?
¿Y qué será de mí si te sueño?
¡Qué será de mí si te abrazo, oh hermosa criatura,
Qué será de mí si te deseo!
Luis Fernando Campos Vargas (Colombia, 1998)
Why should I pursuit the freedom?, by Luis Fernando Campos Vargas
The freedom is the capacity of acting according your moral law. If you are free, you can act in order to satisfy what your soul is demanding. If you were always free, probably you would act as you have been educated, and what you have learned in your life, either consciously or unconsciously. You might be asking yourself, is this freedom?
Some philosophers say certainly no. I will give their part of the reason. Think this: if you grow a tree in a bad land, without enough water; and, simultaneously you grow a tree in very good conditions, and you take care of it every day. Logically, the tree with the best fruits will be the second one. Were the trees free to decide which kind of fruits they wanted to produce? Were they able to change their destinies? Obviously not. Maybe you could say, there´s a destiny for all of us, and we must adapt to it and don´t trying to change your future. I say: “¡What a stupid idea!” .So, are you going to spend all your time in seeing back and analyzing other´s destiny, without trying to leave your mark in the Earth? I´m not proposing that you should live in a desperately way in order to Do something in the life.
I will start postulating that the objective in life is being happy. I do it for having a logical idea success of the things, and because I think nobody wants to be unhappy, even if they find pleasure in the misery. In this order of ideas, there are three ancient philosophic schools that show us three different ways to find the felicity: the stoicism, the epicureism, and the cinism. The first teach us that the felicity is in the constant fight, and try to find happiness even in the pain; the second one explains that we should search for all kind of pleasures as possible in order to be happy, and the third, shows that we can find happiness when we leave prejudices and lots of unimportant things in life. I will do kind of synthesis: We must not worry for such a lot of questions in life that are so empty of meaning, trying always to reach pleasure and affronting when the problems happen with valiant. I will propose, too, that there are some ways to be happy in a more specifically and personal way: trying to know the most you can of what you see, trying to influence the medium and change the universal soul curse, seeing and appreciating the beauty in your medium, and sorts of ideas that could get full you in a directly and no very short or limited way. You can see that all of the examples I mentioned have something in common: the medium. That´s – in my opinion -because you are what your medium is, and your medium is what you are. That is exactly the reason of why you shouldn´t see your life going off, instead of doing something for yourself and the universal soul.
Now you see you have a very limited freedom, and that freedom is determinated by the environment, however, you too see that you can change your environment; so, if you are free, you could change your destiny. Why should you believe in destiny? Isn´t that just a human tendency for seeing the cause-effect law in every part, even in the future time, when the things are so uncertainly? Why should you believe that all is done by a reason? Isn´t that an impulse of your unconscious trying to find a poor explanation of what is your purpose meanwhile you live? C´mon. Think that you are tied in chains, and you got enough food to live. Think you can escape using a little of that delicious food; think that. Would you try to escape, and then, do something you consider important for your life? Certainly I would try to escape. Because I think we should pursuit the freedom, in order to create new and free ideas for the universe. I´m trying to explain you [in an average and very refutable way –of what I´m apologizing] what I think we should do forever in life: search your freedom. I hope my words could make up some minds, even my mind, which is full of questions and ignorance. I beg you apologize me for being so short and shallow, but I wanted you to ask yourself some questions, formulate your opinion, and, the least but the most important aspect: taking the nuisance of thinking, of think about something more deep than your works, your situations, even yourself, and think in a more unique and special way. I hope you have liked it, and I hope –too- you think you haven´t lost your time reading this.
Our freedom is so limited for the situations and the environment, that your very existence should be an act of rebellion. Think! It´s free.
Luis Fernando Campos Vargas (Colombia, 1998)
Almas en pena, por Luis Fernando Campos Vargas
Daniel acababa de cumplir catorce años, y su madre, esa mañana, le había advertido varias veces que tuviera cuidado, porque no había podido dormir debido a un terror desconocido. Daniel, como suelen hacer así los jóvenes distraídos, olvidó rápidamente las palabras de su madre, y salió a jugar fútbol con sus amigos. Pero esa noche los árboles parecían estar callados y las luces de los postes titilaban con temor. Fue hacia el lugar donde solían jugar, que si bien no era una muy buena cancha, ya que estaba fragmentada por lo salvaje de las plantas que allí crecían y por la humedad, era muy frecuentada por los niños del barrio. Se encontró, tristemente, con que no había nadie. Pero esto pronto dejó de ser su centro de atención, ya que empezó a sentir un fuerte dolor de cabeza, llenándose de muchos pensamientos e ideas inconexas. Comenzó a caminar débilmente, buscando no desmayarse. Estaba sudoroso, y su respiración era intranquila y violenta, como prediciendo algo malo. De vuelta a su casa, divisó entre la penumbra a varios grupos de camuflados, que habían matado a todos los hombres de la cuadra. Su madre también había sido asesinada, al no haber querido dar información sobre él.
Durante un año la guerrilla le enseñó a manejar toda clase de armas, a protegerse y a pelear. En el transcurso de doce meses ya había practicado dos abortos y atendido médicamente a varios compañeros suyos, pero gracias a su debilidad física y su poca fuerza de voluntad, no había sido llevado al frente todavía. La vida era dura, y él cada día andaba más resentido con ella y con el mundo. Rezaba muy ocasionalmente, ya que estaba siempre entre el odio y el amor desesperado ante dios. Lo odiaba porque se había llevado a su padre; así, tal cual le pasó a él, en un momento tremendamente insospechado. El pobre viejo vivía en su finca, cuando cierto día llegó una carta de la guerrilla pidiéndole que se fuera, a lo que él se negó rotundamente, porque era su tierrita, y ya era la tercera vez que lo sacaban de donde vivía. Una semana después, cuando estaba bajando por la trocha de la finca al pueblo, en su pequeño burrito, recibió tres tiros en la nuca y uno en el occipucio. Por eso a veces odiaba a dios, por haberle hecho la vida tantas veces desgraciada, por haberlo hecho sufrir, por haber matado a su padre, por no dejarlo morir. Pero también lo amaba. Lo amaba porque su madre, desde pequeño, le había enseñado que después de cada noche llega el día, le había enseñado a orar y a confiar en Él, a tener paciencia, a pensar que algún día todo será mejor. Y eso, ahora, parecía ser cierto. Después de un año de soledad y tristeza, por fin, mañana, tendría una oportunidad para escapar. Al otro día, a las doce, habría un combate con el ejército, donde él, después de algunos disparos, huiría definitivamente.
Amaneció. Sentía el corazón saliéndosele del pecho, palpitando de forma arrítmica y zumbando como el cabalgar de una bestia furiosa y reprimida. Ese día le permitirían bañarse con agua fría, y le darían su primera arma. La batalla sería rápida, planeaban matar algunos uniformados y generar terror en el sitio, para luego replegarse rápidamente con el menor número de heridos posible. Una vez en el frente, se sintió muy nervioso y agitado, sobre todo al escuchar las balas cortar el aire con siniestro objetivo. Pero cuando hirieron a uno de los suyos, su cuerpo se llenó de rabia y tensión. Se alistó muy bien, decididamente, y comenzó a disparar con furia, a pesar de ver que el ejército estaba muy bien posicionado e iba ganando ventaja. Entretanto, logró divisar una lejana salida a su izquierda, entre la selva. Tal vez podría correr hasta allí y hacerse con un sitio para luego huir y encontrar al ejército; claro, todavía no podía cambiarse de bando, eso habría sido muy sospechoso para los uniformados, y una alta traición a la guerrilla, por lo cual seguramente debía esperar algunas noches en la intemperie. Cruzó rápidamente, con la cabeza gacha y el corazón a mil, pero después de varios metros recorridos, estalló sobre él una bomba, puesta por ellos mismos hace algunas semanas. Comenzó entonces a sangrarle por montones la pierna izquierda, completamente deformada y destruida. Al verla, se llenó de terror y angustia. ¿Para qué luchar, para qué vivir de tantas cosas superfluas, si al final, el destino nos puede poner todas las cartas en contra? ¿Cuál es el objetivo de la existencia, si la autorreflexión de la cual es capaz el ser humano, lejos de parecer ayudarnos, nos hace sentir mal, y vernos tan efímeros, tan pasajeros e inútiles? ¿Para qué tanto sacrificio, tanto sufrimiento por el diario vivir, si todo se puede apagar con la rapidez de un rayo, con una sutilidad demoniaca? Entonces se dio cuenta de que sentía pavor por la muerte, a pesar de siempre haberla deseado. Maldito desgraciado, lo que sentía no eran ganas de morir, sino de matar, no de acabar consigo mismo, sino de destruir a los demás. Ahora sólo sentía arduos deseos de hacer esa única cosa que le daría cierto consuelo, y que lo haría morir, ya no como un mártir, sino como un guerrero. Después de haber tomado ésta decisión, en medio de su rápido desangramiento, cogió decididamente su machete, y con la cabeza a punto de estallarle y el pie completamente desestabilizado y herido, se devolvió por entre los juncos para llegar al campamento donde estaba su comandante; y profiriendo horribles gritos de muerte sacudió su arma y asestó tres golpes mortales en la cabeza de su jefe, de ese maldito desgraciado que lo había secuestrado a él y a muchos de su barrio, que había asesinado a su madre, que había llevado a su vida por el camino de la desolación y la desesperanza.
Luis Fernando Campos Vargas (Colombia, 1998)
Poema Amanecer, por Luis Fernando Campos Vargas
Amanecer,
Junto al mar,
Viendo en el sol la belleza de la luna
Y en el alba lo hermoso de la noche.
Escuchando cuidadosamente el silencio,
Adentrándome en él.
Observando cómo todo muere para renacer
Y darle sus frutos al mundo.
La perfección, inalcanzable;
Y la grandeza tan lejana.
Pero, en su furor, y lleno de esperanzas
Grita el hombre buscando otro día,
Otra mañana para hacer parte
De la Creación.
Luis Fernando Campos Vargas (Colombia, 1998)
sábado, 28 de septiembre de 2013
Imaginarios y Cultura sociales en la construcción de un Currículo, por David Alberto Campos
Debemos partir del hecho de que somos seres humanos, y por ende, sociales. Vivimos en interrelación. Somos nodos en medio de una inmensa red que llamamos universo, en la que cada uno de los seres está vinculado con los demás.
En ese orden de ideas, como maestros no podemos caer en el solipsismo académico. Muchos teóricos de la pedagogía han incurrido en eso. Uno no puede crear una visión pedagógica (y, en consecuencia, un currículo) de manera "aséptica", disociaa, separada del mundo. El arte de ser maestros es un arte que se da en relación. En relación con el estudiante, en relación con el grupo de estudiantes, en relación con las familias, en relación con la ciudad (el barrio, el lugar, el estatus económico, el contexto cultural, etcétera). O sea, nuestra función está contextualizada.
Trabajamos "en relación con" múltiples seres, escenarios y determinantes.La sociedad es uno de dichos determinantes. La sociedad y sus valores (no sólo conscientes, también inconscientes) influyen en (y son influenciadas por) nuestra labor. Los imaginarios sociales están siempre presentes. De hecho, realizamos nuestra labor de maestros buscando siempre un ideal de persona: el tipo de ser humano que queremos formar. Y ahí entran en juego todas las cosas que la sociedad (en la que estamos inmersos, con la cual intercambiamos un sinnúmero de ideas, actitudes y conductas) nos transmite, a veces de manera clara y sonora, a veces de manera tácita o encubierta, en otras de forma francamente subliminal e inconsciente.
Cada sociedad tiene unos ideales a los cuales apunta. Y, en cierto sentido, el arte de ser maestros sigue ese camino que dichos ideales (y aquí incluyo no solamente juicios y prejuicios conscientes, sino elementos del inconsciente colectivo) le traza a los que están formando personas -integrantes de esa sociedad.
Por eso su cultura (toda su producción cultural, que es mucho más de lo que la gente habitualmente se da cuenta) y sus imaginarios son fundamentales. Uno crea un currículo, y realiza una función como maestro, guiado por ellos. Me explico: si, como Herbart, queremos un hombre en el que el humanismo, la autonomía y la creatividad sean notorios, tendremos un currículo con altas dosis de filosofía, de literatura, de arte, de humanidades en general, y en el que cada estudiante vaya recorriendo su camino de una manera cuasi kantiana: sin ser obligado, sino por el placer del deber cumplido. Si, por el contrario, queremos un hombre como lo propuso la escuela anglosajona, construiremos un currículo en el que la informática, la tecnología, las mal llamadas "ciencias duras" (como si las otras no fueran importantes...), ergo, matemáticas, física, química y biología, tendrán preponderancia. Y así...
En realidad me preocupan la cultura y los imaginarios de la sociedad colombiana. Una sociedad en la que el triunfo vital se equipara al éxito material-económico. En la que se hacen teleseries de narcotraficantes y terroristas pero se olvida a los pensadores. En la que las modelos y los actores, y la "gente de farándula" es líder de opinión. En la que se maneja una doble moral tan espantosa, que por un lado se habla de la honestidad, de la humildad, de la importancia del trabajo (a nivel consciente) pero se transmiten mensajes inconscientes (al interior de la familia, en los medios de comunicación, en la escuela, etcétera) completamente opuestos: "aproveche el cuarto de hora, mijo", "no hay que dar papaya", "papaya partida, papaya comida", "hágase su agosto", "que no se le vaya el tren, mija", etcétera.
No nos extrañemos entonces si nuestros estudiantes no quieren ser poetas, ni filósofos. No nos demos golpes de pecho cuando en realidad la sociedad les está metiendo (y nos intenta meter, si aún somos algo críticos e independientes) la idea de que ser feliz es tener un cuerpo atléico, una ropa carísima, un auto de lujo, una mansión y una esposa que podría concursar en Miss Universo. Que no lloren de manera hipócrita nuestros gobernantes, al ver como tantos jóvenes se dedican al narcotráfico y al sicariato, si ellos mismos no dan las oportunidades para que los estudiantes dedicados al cultivo del espíritu y de la vida intelectual tengan mejores condiciones de vida. Que no se escandalicen los padres de familia cuando la hija les pida de regalo de cumpleaños una mamoplastia con liposucción en vez de un viaje académico: ellos mismos le han dado, de manera tácita o explícita, esa creencia de que se es más si se tiene un busto de supermodelo que si se ha ido a la universidad.
Como médico psiquiatra, veo cómo un montón de gente prefiere gastar millonadas en cirugía plástica, y tacañea enormemente a la hora de pagar una psicoterapia. Si lo entendemos desde la cultura y los imaginarios sociales, no debería causar extrañeza. Nuestra sociedad no quiere autoconocimiento, no quiere sabiduría. Es más, le irrita la sabiduría. Es una sociedad superficial, una sociedad estúpida, en la que triunfan "los más hermosos". Una sociedad que le rinde culto al futbolista y a la modelo, pero que desconoce (y hasta estigmatiza) a sus sabios. Una sociedad que le da puesto más fácilmente a un hombre apuesto, que cree que el doctor X es mejor que el doctor Y porque tiene un carro más bonito o es socio de tal club. Una sociedad que valora lo atlético o lo sensual de un cuerpo por encima de lo preparado, sano o maduro que se encuentre el psiquismo.
¡Por eso es que los currículos en Colombia no tienen casi espacio para el arte, ni para la literatura, ni mucho menos para la Historia! ¡Por eso es que muchos rectores (y padres de familia, y ministros de Educación, y estudiantes, y economistas, y gobernantes, etcétera) menosprecian la filosofía, la religión y la cultura democrática, mientras que se encaminan a producir empleados baratos para el sistema (eufemísticamente llaman a eso "educación técnica"), que se desenvuelven bien ante un computador pero tienen pésima ortografía, y casi nulo el pensamiento, porque en verdad leen muy poco! ¡Por eso es que una mamá se desmaya si su hijo le dice que quiere ser artista, porque deseaba que fuera abogado o estudiara finanzas!
Y así tenemos muchos currículos en Colombia, si nos fijamos bien: muchas horas de informática, ambientes virtuales, computación (ah, eso sí, no para crear: no para inventar programas, sino para producir oficinistas...); muy pocas horas para las humanidades. El ministerio de Educación, guiado por criterios netamente económicos, busca producir obreros para los nuevos mercados. Gente dócil, hasta tonta. Gente ingenua e ignorante, pero dispuesta a trabajar hasta 12 horas al día (porque además tiene mentalidad de sudaca, y no exige un salario justo) con tal de costearse el auto deportivo, el cirujano plástico y el reloj que vale millones. Gente que se ríe de un pintor o de una bailarina, y que cree (¡y lo dicen, los imbéciles!) que "fulanito sí que es un ejemplo, porque tiene mucha plata". Gente burda, que no entiende un poema y se queda dormida leyendo un ensayo, y que cree que un libro es carísimo (cuando no que es una pérdida de dinero), pero sí paga con gusto un whisky costoso, o un crucero (crucero que le significará trabajar más horas extra, a costa de abandonar a su familia y de hacerse aún más mediocre). Gente superficial, que sueña con "ser famosa, como los actores de Hollywood" y corre a comprar revistas de chismes y cotilleos "de la gente realmente importante".
David Alberto Campos Vargas (Colombia, 1982)
lunes, 23 de septiembre de 2013
Gandhi, sobre la religión y la moral
"El término religión lo utilizo en su más amplia acepción, significando la realización o conocimiento de sí mismo...Las impresiones que se reciben en la niñez echan profundas raíces en la naturaleza humana, y yo lamento permanentemente no haber tenido la fortuna de escuchar la lectura de más libros religiosos durante ese período...Algo arraigó en mí profundamente: la convicción de que la moralidad es la base de todo en la vida y de que la verdad es la sustancia misma de toda moral"
Mahatma Gandhi (India, 1869-1948)
Gandhi, sobre la confesión
"Una confesión pura, acompañada por la conducta de no volver a pecar jamás, y que se hace a quien debe recibirla, es el tipo más puro de arrepentimiento"
Mahatma Gandhi (India, 1869-1948)
sábado, 21 de septiembre de 2013
Las apariencias: entre lo corporal y lo espiritual, por Catalina Riaño
El ser humano se encuentra dominado por un mundo sensible, por lo corporal y lo material, sin duda alguna muy atractivo para muchos, ya que ofrece recompensas rápidas y tangibles a nuestros sentidos pero un engaño constante, de allí los grandes errores y fracasos del mismo, porque si nos ponemos a repasar la historia podemos observar que en la guerras siempre se ha peleado por el poder que en ultimas resulta siendo lo material, el dinero, las propiedades etc.
Es tan llamativo en primera estancia aparentar y así mismo ser engañado por las apariencias de algo o alguien, ya que al aparentar se obtienen cosas materiales y se puede suplir deseos instintivos rápidamente y al ser engañado por estas se idealiza de una manera errada pero al fin y al cabo se sueña, prácticamente levitamos en medio de tanta ¨perfección¨ que podemos observar, escuchar y sentir, total levitamos en medio de nuestra propia ignorancia.
Luego de pasar por estos placeres sensibles y hacer un análisis concienzudo de sí mismo en la poca experiencia que me merece nos empezamos a dar cuenta que lo corporal y lo material son algo tan vano en la vida del ser humano, que lo que realmente merece admiración, y es duradero a lo largo de nuestra vida es aquello que no perciben nuestros sentidos, como el intelecto, el amor, el gusto por lo que se hace, el contemplar lo complejo y lo simple que es la vida a su vez. Al dejar de guiarnos por las apariencias se valora y se aprecia más el verdadero ser, el sentido de lo que somos y lo que hacemos y al dejar de aparentar nos vamos dando cuenta de la valía que poseemos nosotros mismos, de lo lejos que se puede llegar, que en realidad no necesitamos aparentar nada, que lo espiritual perdura y lo material es efímero.
En muchas ocasiones la sociedad nos va imponiendo una gran importancia hacia este mundo sensible y superficial, como si ser esbelto físicamente, mentir a cerca de lo que se es, y abarcar poder, dinero y bienes materiales fuese la gran cosa, pero lastimosamente a veces y en la mayoría de los casos nos dejamos llevar por esto y tal como lo dice Platón en su libro La Republica ¨la apariencia a veces vence incluso a la realidad¨ y ¨es dueña de la dicha¨ obviamente en mi opinión una dicha falsa pero que se le ha dado un lugar muy primordial en la sociedad.
Catalina Riaño (Colombia)
lunes, 9 de septiembre de 2013
Nelson Mandela, sobre el racismo
"La maldad humana no puede apagar la llama de la libertad"*"El desafío sin precedentes era restaurar la dignidad humana de todo nuestro pueblo por medio de la eliminación de toda forma de discriminación racial"
Nelson Mandela, sobre los ideales
"Pocas cosas me han animado más que saber que a pesar de todo lo que está haciendo el enemigo para aislarnos y desacreditarnos, la gente nunca nos olvida"*"A las masas les gusta ver a alguien que es responsable y que habla de una forma responsable. No quiero provocar a la multitud. Quiero que la multitud comprenda lo que estamos haciendo, y quiero infundirles espíritu de reconciliación"*"La oratoria que inflama a las masas no es la adecuada"*Hagamos lo que hagamos, debe enmarcarse en el proceso de paz"*"Teníamos una causa justa"
Nelson Mandela, sobre la determinación en momentos de dificultad
"Es muy difícil. No obstante, hay que soportarlo. Cuando me detengo a pensar en ello me digo: he tomado una decisión, una decisión correcta. Mi familia está sufriendo, pero no son la única gente que está sufriendo. Millones de personas están sufriendo en nuestro país"*"Las armas espirituales convierten en hombres libres a los presos..."
Nelson Mandela, sobre la esperanza
"El alma humana y el cuerpo humano tienen una infinita capacidad de adaptación...la esperanza es una potente arma incluso cuando es posible que no quede nada más"*"Esto dota a mi espíritu de unas poderosas alas"
Nelson Mandela, sobre la mediocridad
"Quienes no tienen alma, ni ideales que lograr, no resisten humillaciones ni derrotas. No los inspira ninguna misión... no conseguirán un mundo nuevo aquellos que se mantienen al margen, de brazos cruzados"
Nelson Mandela, sobre la disciplina
"Una vida ordenada y disciplinada, renunciar a los tentadores placeres que atraen a la gente en general y estudiar con ahínco y de un modo sistemático a lo largo de todo el año te dará al final codiciados logros y mucha felicidad personal"
Nelson Mandela, sobre sus compañeros de prisión
"Mis amigos aquí, cuya simpatía y afecto me han dado siempre fuerzas, me ayudaron a aliviar mi pena y a levantar el ánimo"
Nelson Mandela, sobre su injusto encarcelamiento
"Todos nosotros, sin excepción, estamos condenados y encarcelados por actividades políticas que emprendimos como parte integral de nuestra lucha por dotar a nuestra gente del derecho a la autodeterminación...estas actividades se basaron en el deseo de oponer resistencia a las políticas raciales y a las leyes injustas que violan el principio de los derechos humanos"
Nelson Mandela, sobre el liderazgo
"Si quieres emprender una acción y estás convencido que es la acción correcta, lo haces y te enfrentas a esa situación"*"Debes tener un plan general por el que se rijan tus operaciones diarias"*"Debemos estar preparados para emprender cualquier misión que la Historia nos quiera asignar"
Nelson Mandela, sobre la vanidad
"La mayoría de las personas que tienen éxito son propensas a adolecer de cierta vanidad"*
"Cuando ya no puedes disfrutar de los sencillos placeres, te quitan algo valioso de tu vida"*
"Después de haber estado en la cárcel, son las pequeñas cosas las que se valoran"
Nelson Mandela, sobre el éxito
"...Solemos centrarnos en factores externos como la posición social, la influencia y la popularidad, la riqueza...es perfectamente comprensible que mucha gente se esfuerce especialmente por cumplirlos. Sin embargo, los factores internos pueden ser aún más cruciales a la hora de evaluar el desarrollo como seres humanos. La honradez, la sinceridad, la sencillez, la humildad, la generosidad sin esperar nada a cambio, la falta de vanidad, la buena disposición para ayudar al prójimo (cualidades al alcance de todo ser) son la base de la vida..."
A 40 AÑOS DEL GOLPE DE ESTADO EN CHILE
David Alberto Campos Vargas, MD*
Luis Fernando Campos Vargas**
Este 11 de septiembre conmemoramos ya 40 años del golpe. Un golpe de Estado que aún divide a chilenos y observadores internacionales. Pero nuestro objetivo principal no es llover sobre mojado y volver a señalar los argumentos que partidarios de ambos bandos han esgrimido siempre. Queremos fomentar la reflexión, y no dejar pasar (terrible costumbre colombiana, acaso latinoamericana; costumbre que favorece, entre otras cosas, el olvido y la impunidad) una fecha tan importante.
Ya es interesante que la actual campaña presidencial en Chile se esté organizando en torno a Michelle Bachelet y Evelyn Matthei. La primera es socialista y una ex exiliada, cuyo padre fue torturado y asesinado por algunos de sus propios compañeros y exalumnos. La segunda, representante de los partidos de la derecha chilena (actualmente en el gobierno), es hija de uno de los generales involucrados en el caso de Alberto Bachelet: Fernando Matthei.
Que si el gobierno de Allende fue bueno o malo depende de qué manera se mire. Lo que sí señalamos en el presente artículo es que no es sano para una República que a un gobierno legal, democráticamente elegido, lo borren a las malas. Si el gobernante no demuestra estar a la altura, existe el voto para removerlo del cargo. No puede ser la fuerza bruta. Tanto Pinochet como Allende tienen sus luces y sus sombras, sus altibajos, sus errores. Pero una cosa es ser un presidente democráticamente elegido (y algo porfiado, pues creyó que con llegar a la presidencia le iba a bastar para ejercer el poder, y no pudo conjurar las fuerzas en su contra) y otra un militar golpista.
Creemos que Chile aún tiene que cicatrizar heridas, perdonar y elaborar mucho de su historia reciente. Claro que ha tenido otros puntos escabrosos desde que se consolidó como república independiente del imperio español en el siglo XIX (la ambigüedad con la que se mantuvo frente al proyecto bolivariano de unión latinoamericana, pese a que Bernardo O’Higgins apoyaba a Simón Bolívar; el asesinato y la expropiación de tierras y bienes de indios mapuches; algunos excesos cometidos en la triste Guerra del Pacífico; cierta actitud inflexible frente a los intereses marítimos de Bolivia), pero el de la dictadura de Augusto Pinochet es clave.
Hemos dialogado con chilenos, hemos visto con nuestros propios ojos los resultados del golpe. Desaparecidos y asesinados, e hijos y nietos de las víctimas de la dictadura, pero también convencidos partidarios del pinochetismo. Historias de dolor, clandestinidad y desarraigo. Pero también historias de empuje, de progreso y desarrollo. Condenamos la dictadura, sobretodo por la flagrante agresión a opositores del régimen y por las violaciones (jamás justificables) a los derechos humanos. Pero como colombianos, respetamos también la autonomía de todos los ciudadanos chilenos a la hora de analizar y resolver su propia historia, y de elegir a quien deseen. Lo mejor, en vez de fomentar la división y la polarización, es alentar al reencuentro de una sociedad.
Tal vez Pinochet perdió una oportunidad de oro: si en vez de haberse perpetuado en el poder una vez puso algo de “orden en casa” se hubiera ido, discreta y decentemente, dejando a su cargo un gobierno elegido democráticamente, otra cosa opinarían de él muchos chilenos. Si en vez de un golpe de Estado sangriento y una caza de brujas espantosa (y prolongada más allá de las propias fronteras de Chile, con el apoyo explícito de la dictadura militar de Argentina) hubiera optado por la reorganización de un país en crisis, reorganización en la que hubiera incluido a todos los sectores de la sociedad y a todos los partidos y movimientos políticos, no cargaría el infame remoquete de “dictador”, que no le queda bien a nadie (ni siquiera a Julio César). Si en vez de las torturas a los colaboradores del presidente Allende, o de la terrible Operación Cóndor, hubiera amnistiado a sus “enemigos” políticos, no generaría en la actualidad tanta controversia su figura.
Lo importante es que Chile, como toda sociedad que espera madurar y reconciliarse, ha ido tomando decisiones acertadas. Primero, tras el fin de la dictadura, los gobiernos prudentes de Patricio Aylwin y Eduardo Frei (hijo del expresidente Frei, asesinado por esbirros de Pinochet mientras se recuperaba de una cirugía en el Hospital Militar, en circunstancias que hacen recordar las de la muerte del poeta y político Pablo Neruda) permitieron disminuir los fanatismos de lado y lado. Después, la excelente gestión de Ricardo Lagos proyectó a Chile a la escena mundial, como un país de avanzada y que le apostaba al aperturismo económico con seriedad y firmeza, y que había dejado atrás los odios para centrarse en el liderazgo económico de Suramérica. Y justamente ese cambio de mentalidad le permitió a su ex ministra de Salud y ex ministra de Defensa, Michelle Bachelet, llegar a la presidencia en 2006.
Otra muestra de la disminución del fanatismo y la polarización fue la victoria de Sebastián Piñera, un empresario de centro-derecha (su partido, Renovación Nacional, siempre estuvo más cercano a la UDI simpatizante de Pinochet que a la Concertación de partidos opositores), por vía democrática en 2010. No había ganado en elecciones libres un candidato de la derecha desde 1958 (cuando fue elegido Jorge Alessandri). Una vez más, Chile le demostró al mundo que sabía pasar la página y afrontar unido los desafíos sociales y económicos del siglo XXI.
Por supuesto, hay mucho por avanzar. Insistimos en que deben cicatrizar, y de la mejor manera posible, todas las heridas. Muchas familias quedaron mutiladas. Prácticamente todos los habitantes del mundo saben las canalladas cometidas contra el cantautor Víctor Jara, el director de orquesta Jorge Peña Hen, o el propio Neruda. Consideramos que se debe elaborar el duelo en el país austral para que la paz se consolide y los crímenes jamás se vuelvan a repetir, pero sin incurrir en la impunidad.
El motivo del homicidio del general Alberto Bachelet es claro: se opuso a sus camaradas golpistas, asumiendo una actitud ejemplar (en concordancia con la doctrina Schneider) de neutralidad frente a la tormenta política. Fue torturado tanto en la Academia de Guerra Aérea como en la Cárcel Pública de Santiago. Al parecer por órdenes de Fernando Matthei y Gustavo Leigh (militares que apoyaron al golpista Augusto Pinochet), sufrió hasta lo indecible hasta que murió por un infarto agudo de miocardio tras los “interrogatorios”.
A otros militares ajenos a la ambición política también les fue mal. Al propio general René Schneider, cuya doctrina concibe al Ejército como garante de la democracia, el respaldo y el respeto a la Constitución Política del Estado, lo asesinaron unos ultraderechistas (con pleno respaldo de la CIA, además) al poco tiempo de la victoria de Salvador Allende. Al general Carlos Prats lo despedazaron agentes de la DINA por medio de una bomba instalada en su auto (entre los cuales figura el estadounidense Michael Townley, experto en explosivos detonados por control remoto, también involucrado en el atentado a Orlando Letelier), con todo y que había huido de Chile tras numerosas amenazas de muerte.
Mucho se ha dicho del 11 de septiembre de 1973. No ha faltado el analista que ha llegado a ver algo de karma en los atentados del 11 de septiembre de 2001 (o un franco mensaje, voluntario y propositivo, y no una simple coincidencia), pero creemos que a la hora de aportar a la Paz mundial poco se saca con buscar culpables o intentar erigirse en “justicieros” o “vengadores”. Nuestro empeño está en recordar (porque creemos, con Churchill, que quien olvida su Historia está condenado a repetirla).
Para finalizar, llamamos la atención sobre cuál debe ser la actitud y la conducta del profesional médico frente a estos “ríos revueltos” de la política. Para nadie es un secreto que muchos médicos chilenos (algunos miembros ilustres de sociedades científicas, y en pleno ejercicio de su profesión en la actualidad) participaron en las brutalidades cometidas por el régimen militar. Sobretodo cardiólogos y psiquiatras. Por obvias razones, nos abstendremos de dar nombres en esta ocasión. Pero sí queremos señalar que un verdadero médico no puede ir en contra del hombre, ni en contra del sentido común. Pisotear los derechos humanos es desconocer la propia dignidad del hombre.
Nuestro deber, como profesionales de la salud, es el de servir de manera ética y consecuente, humanista y respetuosa de la vida. En esto insistiremos una y otra vez. No basta ciencia en la Academia. Se necesita ética. No podemos contentarnos con tener colegas técnicamente hábiles, o bien preparados: debemos exigir que sean además buenas personas. Profesionales con valores al servicio de la humanidad.
Queremos despedirnos señalando que los psiquiatras, los psicólogos, los psicoterapeutas, y el personal de salud en general, deben abstenerse de actuar movidos por sus opiniones o creencias políticas. Nada más peligroso (creemos) que un médico cegado por el fanatismo político. Nada más triste que un profesional que discrimina a sus pacientes si son de tal o cual orientación política.
Alguien que ha realizado a conciencia su juramento hipocrático está al servicio del ser humano y lucha por su dignificación, sea cual sea el gobierno bajo el cual se encuentre, o la cosmovisión que tenga.
*Médico Psiquiatra, Filósofo, Escritor, Historiador, Candidato a Junta Directiva ACP 2013-2015
*Estudiante de Música y Artes, Universidad Nacional
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