martes, 7 de febrero de 2012

Poesía de Luis Fernando Campos Vargas

I


Amanecer,
Junto al mar,
Viendo en el sol la belleza de la luna
Y en el alba lo hermoso de la noche.
Escuchando cuidadosamente el silencio,
Adentrándome en él.
Observando cómo todo muere para renacer
Y darle sus frutos al mundo.
La perfección, inalcanzable;
Y la grandeza tan lejana.
Pero, en su furor, y lleno de esperanzas
Grita el hombre buscando otro día,
Otra mañana para hacer parte
De la Creación.

II


Miles de luces, colores,
Centauros, unicornios.

A lo lejos se puede oír un murmullo,
Un remoto murmullo que aumenta su volumen,
Y conforme aumenta su volumen también su grandioso ímpetu;
Suena, aquí y allá, y se vislumbra una figura,
Una apenas dibujable
Que llena y huye, se paraliza y escapa y,
Estruendosa, arrasa con todo lo que encuentra a su paso,
Dejando una llama brillante que ilumina el camino al viajero.

A medida que esta extraña figura
Recorre las playas llena de frenesí
Desaparece en la tormenta.

Sólo se puede ver
Un jinete enfurecido, arrastrado por el animal.

Luis Fernando Campos Vargas (Colombia, 1998)

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