lunes, 27 de septiembre de 2010

El sueño del Rey

-Ahora está soñando. ¿Con quién sueña? ¿Lo sabes?

-Nadie lo sabe.

-Sueña contigo. Y si dejara de soñar, ¿qué sería de ti?

-No lo sé.

-Desaparecerías. Eres una figura de su sueño. Si se despertara ese Rey te apagarías como una vela.


Lewis Carroll (1832-1898)

viernes, 24 de septiembre de 2010

Canción de Dinarzada, por León De Greiff

Tú fuiste mía, ardiente Dinarzada:
todo tu ser se le entregó a mi ruego!
todo tu ser se le rindió a mi Nada!
todo tu fuego se fundió en mi fuego!

Tú fuiste mía, ardiente Dinarzada!

Ya qué me importa el torvo rumbo ciego!
Es lumbre para mí la desolada
llanura yerma! Alígero navego
bajo la tempestad desmelenada!

Todo tu fuego se fundió en mi fuego!

Tu grande corazón, tu alma extasiada,
tu espíritu finísimo, a mi ruego
se rindieron: donáronse a mi Nada!
Noche: en tus brazos únicos me entrego,
Dinarzada sutil, noche soñada…

Tú fuiste mía, ardiente Dinarzada!
Todo tu fuego se fundió en mi fuego

miércoles, 22 de septiembre de 2010

NATURALEZA ARTIFICIAL

DE LO PROFUNDO A LA SUPERFICIE CRECE SOLIDO EL DESEO,
COMO UN MONUMENTO SE APOSENTAN SOBRE EL PAVIMENTO
PENSAMIENTOS Y MOMENTOS DE INQUIETUD Y DE PACIENCIA…
…Y HAY EN EL LABERINTO COTIDIANO DE LAS ACERAS Y EL CEMENTO
SE PIERDE LENTO EL SENTIDO DE LA VIDA,
LO VERDE QUE VEIA SE VOLVIO UNA SOLA VIA
BUSCO COMO LOCO EL AROMA CALIDO DE LA ESENCIA PURA
QUE SEDUJO CON ENBRUJO LA INSPIRACION DE MI PASADO
AQUEL HORIZONTE QUE PARECIA DIBUJADO CON FINOS LAPICES
CREADORES DE ARMONIA, AHORA SON CUADRO DE RECUERDO
COLGADOS DE ACEROS SOBRE MUROS ELITISTAS QUE COMPRARON
VEINTE CENTIMETROS DE VINILO SOBRE LIENZO
PIENSO EN ESE CUADRO COMO REFLEJO INMENSO DE LA VANIDAD
DE QUIEN LO MIRA, JUSGANDO CON ESTETICA UNA PINTURA QUE ADMIRA
CON ALARDE DE CULTURA Y POSTURA DE ELOCUENCIA
IGNORA EL DOLOR DE NO PODER ADMIRAR,
LA NATURALEZA EN SU ORIGINALIDAD,
PUES LO VERDE QUE VEIA SE VOLVIO UNA SOLA VIA.



JUAN CAMILO GUARNIZO PRADA (Colombia, 1987)

martes, 21 de septiembre de 2010

De Jung a Von Foerster: Sincronicidad y Causalidad Circular

David Alberto Campos Vargas*
Luis Fernando Campos Vargas**


INTRODUCCIÓN


Es llamativo que en determinados escenarios el Universo nos juegue ciertas bromas. Una de ellas, fascinante y aún abierta a la investigación, es la causalidad circular.

La causalidad unidireccional, que el positivismo y el racionalismo cartesiano nos han enseñado a reverenciar por siglos, pareciera quedarse maniatada frente a los fenómenos relacionados con la causalidad circular. Fenómenos que, casi con despecho, algunos científicos han tenido que aceptar, dadas las innumerables pruebas y experimentaciones que los avalan. Otros científicos les temen, porque los obligan a situarse fuera de la circunscripción del paradigma positivista y mecanicista al que están acostumbrados.

La psiquiatría, como ciencia novel, y, sobretodo, como la más compleja de las áreas de la medicina, aún tiene por resolver interrogantes acerca de lo inconsciente, lo volitivo, lo afectivo…¿ qué decir de lo parapsicológico o lo metafísico? Por eso algunos puristas (acaso férreos positivistas) desean limitarla al estudio de los fenómenos conductuales observables. Posición que no compartimos, porque el fenómeno psíquico abarca mucho más que la simple conducta observable.

En este orden de ideas, la teoría sistémica y el psicoanálisis (en especial, la psicología analítica jungiana) permiten ir más allá: tratan de desentrañar muchos fenómenos que no son obervables, que no acceden de manera directa a la sensopercepción y la conciencia del observador. Así, las fantasías y los sueños de un paciente, los contenidos simbólicos de su pensamiento no verbalizado, el discurrir del proceso primario de su psiquismo, los roles que inconscientemente ha asumido dentro de su sistema familiar o social, los mandatos transgeneracionales, etcétera, que no son siempre medibles ni siempre accesibles como conducta perceptible, pueden igual ser estudiados, de manera indirecta, por el investigador. Por ejemplo, a través del análisis de los sueños se puede llegar a conflictos inconscientes, o en una sesión de terapia de familia se puede hacer visible un patrón de conducta que corresponde a una lealtad secreta.

¿CÓMO PODEMOS COMPRENDER LA SINCRONICIDAD?

Un aspecto interesante, dentro del acontecer psíquico, lo constituye un fenómeno que Jung y Pauli estudiaron con fascinación: la sincronicidad. Sincronicidad (del griego συν-, unión, y χρόνος, tiempo) fue el término elegido por Jung para aludir a la simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido pero de manera acausal.

Téngase en cuenta que el trabajo de Carl Gustav Jung se desarrolla en una época tremendamente positivista, en la que la ciencia misma estaba doblegada al reduccionismo, la primacía del método inductivo y las premisas baconianas de la investigación. Una época en la que el positivismo permeaba (y, en ocasiones, mutilaba o limitaba) la producción intelectual (de hecho, el propio Sigmund Freud fue víctima de este sesgo positivista y sus originales ideas, para poder ser “aceptadas” por los círculos científicos dominantes de su época, tuvieron que ser teñidas de mecanicismo, determinismo y causalidad lineal). Por ello, es realmente loable que Jung se haya lanzado de cabeza hacia unas aguas que muchos científicos despreciaban o evitaban (justamente por su incapacidad de comprenderlas).

Jung entendió el concepto de sincronicidad en el sentido especial de una coincidencia temporal de dos o más sucesos relacionados entre sí de una manera no causal, cuyo contenido significativo sea igual o similar. Concepto que el mismo Jung diferencia del de sincronismo, que constituye la mera simultaneidad de dos sucesos.

Ahora, el concepto de sincronicidad no es un hallazgo particularmente novedoso. La verdad es que la humanidad ha estado en contacto con la sincronicidad y la causalidad circular desde hace siglo. Encontramos algunos esbozos en el Tao: “Hay una cosa confusamente formada / anterior al Cielo y a la Tierra /¡Silenciosa, ilimitada!/ De nada depende y no sufre mudanza / gira y retorna sin descanso / puede ser tenida por madre del mundo / Su nombre desconozco / la denominan Tao. La filosofía y la teología orientales, en especial el budismo y el taoísmo, tienen abundantes referencias a esa Totalidad cósmica que hace que muchos fenómenos aparentemente inconexos confluyan, coincidan y tengan correlación de significado. Y es bien conocida la inclinación de Jung al estudio de esta ancestral sabiduría oriental.

La sincronicidad también puede rastrearse en la cultura china Shang, que fue una de las más importantes de la antigüedad, duró más que el Imperio británico y se basaba fundamentalmente en la adivinación del futuro sobre conchas de tortuga. El método chino de adivinación llamado "I Ching" se basa, igualmente, en postulados de sincronicidad, y prácticamente cualquier método adivinatorio (el tarot, las runas…herramientas que también conocía Jung en profundidad) cumple la misma premisa: la interpretación del todo a través de los hechos particulares, la capacidad de captar la esencia (la totalidad del Universo) de un momento.

El Tao, el hinduismo y el budismo hacen referencia a la correspondencia de las cosas: el Universo entero funciona como totalidad, y nada le es ajeno. Creemos que somos Ego (Yo) individuales, pero la individualidad es una ilusión. Todos somos extensiones de un único y supremo Atman…del cual intentamos separarnos artificialmente para creer que somos realidades distintas. Retomando antiquísimas lecciones de espiritualismo oriental, Jung concluyó que nuestros Egos (Yoes) individuales son como islas en el mar…unidas realmente (por las aguas y por un piso en común: la materia de la Tierra), aunque en apariencia desconectadas; estamos acostumbrados a ver las demás cosas (personas, objetos, fenómenos) como entes individuales y separados, pero no vemos que estamos conectados.

También algunos místicos herederos de la tradición helenística hablan de la simpatía entre las cosas: una especie de correspondencia especular entre los fenómenos. Filón de Alejandría ya menciona que el hombre es una especie de microcosmos, una que contiene la esencia de todo el cosmos. Teofrasto nos habla de lo suprasensorial y lo sensorial unidos por la divinidad (concepto que será retomado, siglos después, por Pico della Mirandolla). El neoplatónico Plotino, que había señalado el concepto de almas individuales procedentes de una única Alma Universal, resuena en Agustín de Hipona, que consideraba asimismo al alma humana como un ente sustancialmente muy similar (“imagen y semejanza”) de esa alma universal que él veía en Dios.

Leibniz, una de las grandes mentes de la Edad Moderna, en su monadología (trabajo al que tampoco fue indiferente Carl Jung), también entendía a cada alma humana como integrante de un alma superior, un “alma maestra”. Finalmente, pensaba Leibniz, dentro de su concepto de armonía preestablecida, hay una correspondencia entre las mónadas que constituyen la esencia humana y que constituyen el cosmos, de tal manera que todos los sucesos y fenómenos psíquicos y físicos están interrelacionados.

Interesado como estaba en la astrología y la astronomía, Jung también tuvo acceso a algunas reflexiones de Kepler, quien, retomando a Aristóteles, consideraba a la Tierra sujeta a fuerzas universales (“el mundo está unido al cielo, y sus fuerzas gobernadas desde arriba”). No deja de resultar sorprendente que un gran mecanicista como Newton también insistiera en esa correspondencia entre los elementos del cosmos. Newton buscaba, de hecho, esa armonía entre los cuerpos celestes (de todos los tamaños) que hacía del Universo una especie de mecanismo perfecto. Para mayor regocijo de los científicos que no estamos adscritos al positivismo reduccionista, determinista y mecanicista, el físico inglés hizo también interesantes incursiones en el mundo de la Alquimia.

Jung contó además con una experiencia personal, en el marco de su trabajo clínico, que le permitió abrir aún más los ojos: “Una joven paciente soñó, en un momento decisivo de su tratamiento, que le regalaban un escarabajo de oro. Mientras ella me contaba el sueño yo estaba sentado de espaldas a la ventana cerrada. De repente, oí detrás de mí un ruido como si algo golpeara suavemente la ventana. Me di media vuelta y vi fuera un insecto volador que chocaba contra la ventana. Abrí la ventana y lo cacé al vuelo. Era la analogía más próxima a un escarabajo de oro que pueda darse en nuestras latitudes, a saber, un escarabeido (crisomélido), la Cetonia aurata, la cetonia común, que al parecer, en contra de sus costumbres habituales, se vio en la necesidad de entrar en una habitación oscura precisamente en ese momento. Tengo que decir que no me había ocurrido nada semejante ni antes ni después de aquello, y que el sueño de aquella paciente sigue siendo un caso único en mi experiencia”.

Pero no fue la única vivencia que Jung experimentó, en carne propia, de la sincronicidad de los fenómenos. Él mismo, en un permanente trabajo de autoexploración y autoanálisis, llegó a encontrarse con que muchas circunstancias de su vida estaban relacionadas con la Humanidad misma. Así, tuvo una temporada en la que reiteradamente veía a Europa central inundándose en una marea sanguinolenta, y, pocos meses después, empezó la peor carnicería que el mundo habría de conocer: la Primera Guerra Mundial, llamada también la Gran Guerra, en la que Europa se desangró.

Intrigado, el Wolfgang Pauli (físico, químico, matemático, pero, ante todo, un investigador de tiempo completo) se unió a Jung en su exploración de las sincronicidades y las causalidades circulares. Así, poco a poco se van añadiendo ideas al concepto: la sincronicidad consistiría también en equivalencias causales; cada sincronicidad (particular) no es más que una de las innumerables instancias de la sincronicidad general. El Universo mismo es sincronicidad.

Pauli y Jung encontraron que las “situaciones arquetípicas” (la muerte, la adolescencia, la crisis de la edad mediana) tienen una especial correlación con otros hechos aparejados (otras sincronicidades particulares) que tienden a surgir durante esas situaciones arquetípicas. Como si una cosa llamara a la otra.

La experiencia personal de Jung (y de varios de sus pacientes) con los sueños anticipatorios llamó la atención de Pauli. El físico, a su vez, fue encontrando que, matemáticamente, también existían ciertas particularidades que podían explicarse con la sincronicidad. Como si la naturaleza misma del Universo (tal como lo habían creído Pitágoras y Cicerón) llevara en su seno esta peculiaridad de conectar eventos y fenómenos.

Jung y Pauli concluyeron que “la clásica imagen física del mundo está sostenida en cuatro principios ordenadores: energía, continuo espacio-tiempo, conexión constante por efecto (causalidad) y conexión inconstante por contingencia, equivalencia o significado (sincronicidad)”.

Vamos a ir desglosando esta aseveración. La energía, ya lo sabemos desde hace casi tres siglos, no se crea ni se destruye, sólo se transforma. Y el aporte trascendental de Albert Einstein apunta hacia el continuo materia-energía: la materia se puede transformar en energía, la energía puede transformarse en materia. Como todo en el Cosmos, se trata de un continuo dinámico, no estático ni predeterminado. Es una realidad que fluye.

Del continuo espacio-tiempo queremos señalar la ventana abierta por Einstein (contemporáneo de Jung y Pauli) y Hawking (un científico que, por fortuna, vive aún, y que continúa abriéndonos los ojos a nuevas realidades): la posibilidad matemática de que coexistan varias realidades (varios mundos, varias dimensiones); todos los hechos, todos los fenómenos, están relacionados. Y esa relación, esa conexión, es la causalidad circular de la que también nos habla Heinz von Foerster en sus trabajos de cibernética, no se limita solamente a contingencias particulares, sino que es una cualidad del Universo. Retomando un debate que ha intrigado también a algunos filósofos, como Agustín de Hipona y Emanuel Kant, uno ya no puede hablar de un Tiempo lineal, en el que la cadena pasado-presente-futuro sea un hecho inamovible. El tiempo lineal es ilusorio, no existe: es una categoría que hemos creado los seres humanos para la aprehensión del mundo. Nos facilita la vida creer que existe un “antes” y un “después”, pero la verdad es que el Tiempo, como el Universo, es infinito.

Podríamos hablar de la Eternidad como la situación real del Universo. O del Infinito de los tiempos, pues no hay “un tiempo” lineal. El Universo es eterno, y en la medida en que se expande y se contrae, esto es, en la medida en que se crea y se destruye –big bang y big crunch- surgen nuevas “Eras”, que en realidad son una misma, pues el Universo es atemporal, eterno e infinito.

La naturaleza (el Universo) no sólo es un flujo de conexiones relaciones, no sólo brinda la convergencia de múltiples causalidades, no sólo se retroalimenta (un fenómeno A influye en un fenómeno B, el fenómeno B a su vez influye en un fenómeno C, y el fenómeno C, a su vez, influye también en el fenómeno A, y en el fenómeno B), sino que tiene la posibilidad de reeditar e incluso repetir diversos fenómenos: puede que, en eones, estas mismas líneas que estamos escribiendo ahora las estemos escribiendo nuevamente, o las hayamos escrito ya. Puede que, mientras las estemos escribiendo, en otras dimensiones y mundos paralelos otros (¿nosotros mismos?) las estén escribiendo también. Este, otro fenómeno de sincronicidad, no es sino un fenómeno particular dentro de la infinidad de sincronicidades que se presentan en este Universo eterno e infinito: otro sería el de encontrar al mismo lector de este artículo miles de años antes o después (el antes y el después, ya lo hemos dicho, son invención humana: el Tiempo y el Espacio son una totalidad eterna, no creada, pues siempre ha estado y estará ahí), haciendo lo mismo.

Teilhard de Chardin, teólogo y naturalista (uno de los pocos sacerdotes católicos francamente evolucionista al inicio del siglo XX), con su concepto de la “pre-vida” de la materia inanimada, contacta otra idea de Jung, la del pre-saber. Los fenómenos de la sincronicidad apelan a un proceso anticipatorio y a una relativización del espacio y del tiempo como si espacio y tiempo se pudiesen “contraer, estirar o anular”. En otras palabras, nuestra mente se hace permeable a realidades que circulan en otro segmento o alineación en comparación a lo que llamamos comúnmente realidad.

Causa y efecto no son sino (como el tiempo lineal) formas en las que el ser humano simplificó su percepción de los fenómenos del Universo. Uno no puede quedarse con que A causa B y punto. Porque B también influye en A. Porque C también puede causar B. Porque D y E influyen en A, porque D y F también influyen en B. Las causalidades son circulares. El Universo es relación.

La conexión constante por efecto es la causalidad lineal, mecanicista (“A causa B”); la conexión inconstante por contingencia, equivalencia o significado es la sincronicidad de Jung y Pauli, la causalidad circular de von Foerster y el Atman o concepto de Dios al que algunos pensadores y teólogos han llegado.

A quienes gozan con la Historia podrá parecerles interesante este relato verídico: el 28 de julio de 1900, el rey Humberto 1 de Italia cenaba en un restaurante de Monza, donde debía presenciar un concurso de atletismo al día siguiente. Con gran sorpresa observó que el propietario del establecimiento era idéntico a él. Entabló conversación con él, y fue descubriendo que existían entre ellos otras semejanzas. El dueño también se llamaba Humberto; al igual que el rey, había nacido en Turín, y en el mismo día; y se había casado con una chica llamada Margherita el mismo día en que el rey se casó con su esposa, la reina Margherita. Y había inaugurado el restaurante el día en que Humberto 1 fue coronado rey de Italia. El rey quedó fascinado e invitó a su doble a que asistiera al concurso de atletismo con él. Pero al día siguiente, ya en el estadio, el ayudante del rey le informó que el dueño del restaurante había muerto aquella mañana después de que le hubieran disparado misteriosamente. Y mientras el rey expresaba su pesar, un anarquista llamado Gaetano Bresci disparó contra él y le mató.

Otro ejemplo, también histórico, nos lo ofrecen dos célebres figuras políticas de los Estados Unidos: Abraham Lincoln y John Kennedy. Ambos presidentes fueron elegidos como presidentes en la década de los 60 (Lincoln, 1860´s; Kennedy, 1960’s), ambos presidentes fueron elegidos para Cámara de Representantes de los Estados Unidos en el 46 (Lincoln, 1846; Kennedy, 1946), los asesinos de ambos habían nacido en el 39 (John Wilkes Booth, 1839; Lee Harvey Oswald, 1939), ambos fueron sucedidos en la Presidencia por sureños demócratas apellidados Johnson y nacidos en el 08; ambos presidentes fueron afectados por los problemas de los negros norteamericanos y declararon públicamente su punto de vista sobre el asunto en el 63 (Lincoln firmó la Proclamación de Emancipación en 1862, que se convirtió en ley en 1863; en 1963, Kennedy presentó sus informes al Congreso sobre los Derechos Civiles y, el mismo año, tuvo lugar la famosa Marcha sobre Washington por el trabajo y la libertad), a ambos presidentes les dispararon en la cabeza y en presencia de sus esposas, un viernes. A Lincoln le dispararon en el Teatro Ford. A Kennedy le dispararon estando en un auto Lincoln, un modelo de limusina de la compañía Ford. Booth disparó a Lincoln en un teatro y se escondió en un almacén, mientras que Oswald disparó a Kennedy desde un almacén y se escondió en un teatro. Ambos asesinos, Oswald y Booth, fueron asesinados antes de ir a juicio.


EL FUNDAMENTO MATEMÁTICO DE LA SINCRONICIDAD


El Universo es un abanico de sincronicidades, un escenario de causalidades circulares. Todo en él se encuentra comunicado (a veces de formas apenas perceptibles, difíciles de aprehender, pero no por ello inexistentes). Otros autores como Xavier Dariex, Charles Robert Richet y Camille Flammarion abordaron el problema mediante el cálculo de probabilidades (dicho sea de paso, las vidas de Newton y Leibniz nos ofrecen otro bonito caso de sincronicidad: ambos científicos, independientemente, desconociendo cada uno el trabajo del otro, inventaron el cálculo infinitesimal…lo triste es que, desconocedores de la interesante sincronicidad, se enfrascaron en una dura polémica con respecto a la autoría, en la que Newton afirmó estar satisfecho “después de haberle roto el corazón a Leibniz” tras ser declarado por la Real Sociedad de las Ciencias –asociación científica a la que pertenecían muchos de sus amigos- el autor “original”).

Como nosotros mismos hemos señalado en otros escritos, la sincronicidad engloba sucesos que están (están/estarán/estuvieron, teniendo en cuenta el continuo espacio-tiempo anteriormente discutido) conectados con otros sucesos que llevan a determinado producto, aparentemente inexplicable para el razonamiento humano “clásico” o mecanicista. Uno de nosotros ha explicado la sincronicidad mediante las probabilidades múltiples. Esta teoría se basa en que cada segundo o fracción de este acontece un hecho. Digamos, por ejemplo que este hecho tenga una probabilidad de suceder una vez cada 10.000 (por ejemplo la caída de un lápiz). Podríamos sorprendernos de que este hecho ha sucedido 10 veces en esta semana (hay una probabilidad de una en cien mil de que esto suceda), sin embargo, podemos observar que en un día hay 24 horas, y en cada hora 60 minutos, y en cada minuto hay sesenta segundos, podemos observar notoriamente que hay 42.600 segundos en un día, es decir, si escribo todo un día es apenas normal que se me caiga. Es decir, cada segundo se corre una probabilidad y entre más segundos pasen sin que esto suceda, más probabilidades hay de que esto suceda el segundo siguiente.

También puede explicarse matemáticamente la sincronicidad con el concepto de probabilidad relativa. La probabilidad relativa está basada en la teoría de causa y efecto (la causa provoca el hecho y el hecho su efecto, que a su vez da una causa). La probabilidad relativa se evidencia cuando se provoca un hecho muy probable y se desencadena un efecto igual de probable que la causa o el hecho. Y, a propósito de la tan trillada ley de atracción, cuando se hace algo poco probable esto traerá un efecto muy probable. Si por ejemplo lanzo una moneda y esta cae en cara, la siguiente vez que la lance habrá un 25% de probabilidades de que caiga cara, y si la vuelvo a lanzar hay un 12,5% de probabilidades de que caiga en cara. ¿Por qué? Porque 50/100 es igual a 1/2. Siempre habrá posibilidad de 50% la primera vez, pero 50/100 se divide por 50/100 que es igual a 25/100 y si divido 25/100 por 25/100 es igual a 12,5/100. Esta ley, que puede llamarse magnitud de probabilidad directamente inversa, muestra que si aumento el número de tiros disminuyo el número de posibilidades de que se salga el producto esperado.

También está el concepto de probabilidad imperativa, que uno de nosotros llamó la inflexibilidad del tiempo en una comunicación anterior. La inflexibilidad del tiempo es compatible con la idea de que el tiempo lineal no existe y que es relativo. Podemos decir que cada día que pasa es uno más de vida, pero también podemos decir que es uno menos, o que si estamos escribiendo esto, o usted leyéndolo, estamos en presente por un instante, pero inmediatamente después, transcurrido apenas un milisegundo, ya no será presente, sino pasado…pero este pasado podría ser futuro para alguien del pasado. Y pueden estar leyendo, simultáneamente, ese alguien del presente, ese alguien del pasado y ese alguien del futuro, sin que ninguno sospeche la existencia de los otros. Podríamos decir que el Tiempo es algo que sucede, sucedió y sucederá El Universo es eterno, increado (no se requiere un Dios externo para el vaivén de expansión-contracción que presenta, infinitamente, oscilando entre el big bang y el big crunch…esto no niega la existencia de Dios, pues Dios es inherente al mundo, es el mismo Atman del Universo; sólo se tumba la metáfora del Dios externo creador del mundo), infinito-finito, se forma y se transforma a sí mismo…por eso el Tiempo es relativo, contingente y determinado por las vicisitudes del Universo. La sincronicidad sucede cada segundo, sino que a veces es más o menos contundente que otras veces. Sincronicidad no es que yo soñé y que pasó únicamente, sino también que yo no soñé y pasó.

La sincronicidad es Atman, espíritu del mundo (“spiritus mundi” jungiano), causalidad circular, interrelación, conexión entre todos los fenómenos y seres del Universo. Todos los eventos están relacionados, a veces de manera muy significativa, aunque en apariencia sean distintos. Nunca estamos separados del Todo.

SINCRONICIDAD Y PSIQUE

Pero la causalidad circular/sincronicidad no se restringe a la física o las matemáticas (como tampoco a la filosofía o la teología). Se puede también elaborar una psicología sobre ella. Jung define sincronicidad también como coincidencia significativa de dos o más sucesos en la que está implicada algo más que la probabilidad aleatoria. Lo que distingue una sincronicidad de sucesos sincrónicos normales es la existencia de un significado subjetivo común que inevitablemente interpreta el sujeto que la experimenta. Se trata entonces también de una teoría psicológica, puesto que también se centra en una experiencia subjetiva que engloba alineamientos supuestamente "exteriores" de sucesos. Durante su vida, como ya se mencionó, Jung vivió diversas sincronicidades (como todos los seres humanos, sólo que algunos ni se percatan). Las sincronicidades suelen suceder con mayor profusión en periodos de transformación: nacimientos, muertes, enamoramiento, psicoterapia, obra creadora intensa, cambio de profesión... En palabras de David Peat, "es como si esta reestructuración interna produjese resonancias externas o como si una explosión de energía mental se propagase hacia afuera en el mundo físico".

En el experimento Grinberg-Zylberbaum, publicado en 1987, los científicos utilizaron un electroencefalógrafo para medir las ondas cerebrales de parejas que meditaban juntas. Descubrieron que algunas parejas mostraban una fuerte correlación entre sus patrones de ondas cerebrales, lo que sugería un estrecho vínculo o relación mental. Estas personas podían identificar, cuando se percibían en comunicación directa con la otra, información que era confirmada por las máquinas que medían sus ondas cerebrales. A estas parejas estrechamente vinculadas se les pidió que meditaran juntas, una al lado de la otra, durante veinte minutos. Después, una de ellas se trasladaba a otra habitación, cerrada y aislada. Una vez ubicadas, cada una en una habitación distinta, se les pidió que intentaran establecer comunicación directa con la otra. La persona que había sido trasladada era estimulada en su habitación con brillantes destellos de luz, que causaban en sus ondas cerebrales pequeños picos llamados potenciales provocados. Pero lo fascinante de este experimento es que la persona que no estaba expuesta a la luz, también mostraba pequeños picos en sus ondas cerebrales que correspondían a los potenciales provocados de la que estaba expuesta a los destellos. Así pues, estas dos personas estaban conectadas en un nivel profundo por medio de la meditación, y esa conexión provocaba reacciones físicas mensurables en ambas, incluso en la que no estaba expuesta al estímulo luminoso. Lo que le ocurría a una le sucedía a la otra, automáticamente y en forma instantánea. Estos resultados no pueden explicarse si no es a través de la correlación no circunscrita que ocurre en el ámbito virtual, el nivel del espíritu que conecta, organiza y sincroniza todo. Este campo ilimitado de inteligencia o conciencia está en todos lados; se manifiesta en todas las cosas. Sin embargo, no es necesario entrar en un laboratorio para ver a esta inteligencia no circunscrita en acción. Las pruebas están por todos lados, en los animales, en la naturaleza e, incluso, en nuestro cuerpo.
Jung también enlazó el concepto de sincronicidad con el de Inconsciente Colectivo (otra idea suya, original y audaz, que sigue causando revuelo entre psiquiatras y filósofos de la mente). Entre más profundizamos en nuestro inconsciente personal, nos acercamos cada vez más a nuestra esencia: el inconsciente colectivo. Por eso, en esos estados particulares de conciencia (recordemos el estudio anterior), somos más permeables a las comunicaciones de los otros. Acaso éste sea el sustrato de la telepatía y algunos tipos de actividad paranormal.

A continuación mencionaremos un experimento muy interesante que ilustra la sincronicidad a nivel molecular. El experimento fue llevado a cabo por el Ejército estadounidense. Se recogió una muestra de leucocitos de un número de donantes. Estas muestras se colocaron en una habitación equipada con un equipo de medición de los cambios eléctricos. En este experimento el donante era colocado en una habitación y sometido a "estímulos emocionales" consistentes en vídeo clips que generaban emociones en el donante. El ADN era colocado en un lugar diferente al del donante, pero en el mismo edificio. Ambos donante y su ADN eran monitoreados y cuando el donante mostraba sus altos y bajos emocionales (medidos en ondas eléctricas) el ADN expresó respuestas idénticas y al mismo tiempo. No hubo lapso y tiempo retraso de transmisión. Los altos y bajos del ADN coincidieron exactamente con los altos y bajos del donante. Se pretendía saber cuan lejos podían separar al donante de su ADN y continuar observando ese efecto, y se detuvieron las pruebas al llegar a una separación de 80 Kilómetros entre el ADN y su donante, teniendo el mismo resultado. Sin lapso y sin retraso de transmisión. El ADN y el donante tuvieron las mismas respuestas al mismo tiempo. Gregg Braden dice que esto significa que las células vivas se reconocen por una forma de energía no reconocida con anterioridad. Esta energía no se ve afectada ni por la distancia ni por el tiempo. Esta no es una forma de energía localizada, es una energía que existe en todas partes y todo el tiempo. Tenemos aquí interesantes ecos de la teoría de los campos mórfogénicos de Sheldrake. Es prácticamente evidente que un campo sincrónico une al individuo con su ADN, sin importar la distancia.

Tenemos, pues, un Universo en que todo causa todo lo demás. Somos Todo y Uno, parte del Todo y el Todo mismo, sincronicidad, spiritus mundi que fluye. Artificialmente producimos la separación de las contingencias de la Naturaleza y buscamos patrones individuales, para facilitar nuestra actividad epistemológica y facilitar nuestra propia existencia, pero la verdad es que todo es relación. El punto común de la teoría de la sincronicidad y el pre-saber, la pre-vida de Chardin, los preceptos de religiones ancestrales (budismo, hinduismo, taoísmo) con la teoría de los campos mórficos o la del orden implicado es la disolución del paradigma del representacionismo materialista: así, según esta visión, la materia no representa una realidad fundamental sino que es la manifestación de algo que está más allá del terreno material. Así pueden explicarse las sincronicidades como coincidencias que suceden en un nivel "explicado" (maya, el tejido del que está hecho la realidad para el hinduismo, y la pared de la caverna de Platón), mientras que el nivel real es el nivel "implicado”. O como dice Deepak Chopra, que también trata el tema de la sincronicidad, "en este segundo nivel de existencia, la silla en la que estás sentado no es otra cosa que energía e información".

Se ha propuesto un nivel de existencia llamado hiperespacio octodimensional de Minkowsky. En esta dimensión, concebida matemáticamente, la distancia entre dos sucesos, sin importar cuán distantes puedan parecer en el espacio y el tiempo, siempre es igual a cero. A su vez, esto sugiere una dimensión de existencia en la que todos somos inseparablemente uno. La separación puede ser sólo una ilusión. Es desde esta perspectiva de unidad ineludible del Todo como se puede entender la existencia de la sincronicidad (y las múltiples sincronicidades particulares y contingentes). Todo está conectado, el Todo contiene las partes, pero también es más que la mera suma de las partes.




APLICACIONES EN PSICOTERAPIA

Mente y cuerpo son lo mismo. Externo e interno también. Nada está separado o aislado en el Universo. Y el conocimiento del Inconsciente Personal (el descrito por Freud) y, con él, la profundización en el Inconsciente Colectivo (descrito por Jung), nos permite el acceso a ese Todo. De ahí que la psicoterapia, la actividad creativa, la intuición, e incluso el conocimiento alquímico nos sirvan de puente hacia ese mundo arquetípico y milenario. Las sincronicidades son importantes en la vida de una persona. Si se alcanza su significado, se puede percibir el camino que se debe tomar, la decisión que corresponde adoptar. Evidentemente, esto nunca sucederá mientras la mente las perciba como simples casualidades. La forma de ver el mundo condiciona el mundo en el que vivimos (fin del paradigma representacionista). Si el lector, desde ahora, decide dar un significado a las coincidencias que vives, no solo empieza a percibir más, sino que es capaz de aprovecharlas a su favor, es decir, apropiarse de la sabiduría ancestral, intuitiva, del pre-saber y el mundo arquetípico de Jung.
De esto surge otra reflexión: la psicoterapia (ese autoconocimiento, esa profundización en nuestros Inconscientes Personal y Colectivo) debe conducirnos a la integración, pero no sólo a nivel intrapsíquico. Debe permitirnos la re-integración con el Cosmos, con la Naturaleza, con los otros seres. Es decir, la psicoterapia debe conducir a la trascendencia. También la trascendencia es transformación.
En su quehacer, el psicólogo, el psiquiatra y el terapeuta deben entender que los cambios transformadores, con base en lo dicho anteriormente, surgen del individuo en tanto que componente del Todo; la integración no sólo abarca facetas del individuo (el paciente, cliente o analizado) sino también del mundo y de la psique de los otros. Aquí tiene pleno valor la propuesta de la terapia sistémica: no basta curar a la persona, también debe intervenirse en su contexto.

Al igual que las imágenes oníricas, los Arquetipos nos muestran aspectos de nuestra vida que no identificamos de manera consciente. Por eso los sueños, los mitos, la psicoterapia, el pensamiento cibernético, la alquimia, incluso herramientas como el I Ching o el Tarot, nos revelan en lenguaje simbólico qué debemos conocer de nosotros. Los símbolos establecen un puente entre la mente consciente y la mente inconsciente. Pueden ayudarnos a canalizar energía psíquica, ver significados recónditos en nuestras vidas, conectarnos a los otros y al Cosmos.

No podemos negar nuestra sombra, nuestra parte más primitiva y difícil (el Ello), pero sí podemos integrarla a nuestro self. En nosotros mismos, en la medida en que logremos este proceso de integración, trascendencia y transformación que es la psicoterapia, está la potencialidad para desarrollarnos y autorrealizarnos. Y está en cada uno de nosotros en tanto que cada uno de nosotros es parte de ese Todo universal.

La división entre las partes es ilusoria, así como todos los objetos están interconectados, buena parte de nuestra labor como terapeutas estriba en que el paciente logre integrar sus propios objetos (por ejemplo, sus imagos parentales); se trata, como señalan Klein y Bion, de pasar de los objetos parciales, escindidos (una visión inmadura de los mismos) a los objetos totales (uno de los logros de la madurez: reconocer que no hay personas absolutamente buenas o gratificantes, ni personas absolutamente malas o frustrantes, sino que todas las personas, todos los seres del Universo, tienen características mixtas, gratifican y frustran).

Nuestro propio pensamiento, como terapeutas, debe estar libre de sesgos y parcializaciones. Nuestro pensamiento debe ser complejo, relacional, cibernético: debe tener en cuenta contactos, redes, principios conectores. Buena parte de la labor del psicoterapeuta es la de entender el sistema de relaciones del paciente, que no es sino un tejido dentro de ese gran tejido que es el Universo.

COLOFÓN

La sincronicidad aún aguarda más trabajos, más investigaciones. Este artículo es sólo una invitación a todos ustedes, lectores presentes/pasados/futuros. La vida es devenir, el Universo es infinito y continuo, y esto que llamamos vida (la vida de cada uno de nosotros), es una parte de ese continuo. Las nociones de tiempo lineal, de pasado, de presente o futuro, así como las nociones de arriba o abajo son convenciones y nada más. No hay ni izquierda ni derecha. Un recuerdo, una precognición o un sueño anticipatorio quizás no sea más que la consecuencia de un hecho ya vivido, un eco.

Para despedirnos, mencionaremos un último ejemplo de sincronicidad; le ocurrió nada menos que a Wolfgang Pauli, el colaborador de Jung en sus estudios. Pauli vivía obsesionado con la constante de la estructura fina: 1/137. Esta constante es uno de los grandes misterios de la ciencia que todavía no ha sido resuelto. En una ocasión, Pauli fue ingresado en un hospital, y cuando le dijeron que su habitación era la 137, inmediatamente dijo "no saldré de aquí". Efectivamente, murió poco después.

*Médico y Cirujano, Pontificia Universidad Javeriana
Psiquiatra, Pontificia Universidad Javeriana
Diplomado en Neuropsicología, Universidad de Valparaíso
Diplomado en Neuropsiquiatría, Universidad Católica de Chile
Jefe Nacional de Residentes de Psiquiatría, 2009-2010
**Estudiante 6º grado, Colegio S

domingo, 19 de septiembre de 2010

Sobre las Memorias de Adriano

MEMORIAS DE ADRIANO - Aproximación hermenéutica

Por Edison Tamayo Castaño

"Si ese hombre no hubiera mantenido la paz del mundo y no hubiera renovado la economía del imperio, sus venturas y desventuras personales interesarían menos"

Marguerite Yourcenar (Cuadernos de notas a las Memorias de Adriano, p. 260)

La lectura de la presente obra nos da la posibilidad de realizar un estudio hermenéutico en términos de poder, gloria, servicio, autoridad, fortuna, belleza, guerra, paz, libertad, humanidad, felicidad, prosperidad, construcción, arte, esperanza, conciencia, sensación, autenticidad, amistad, amor, placer, enfermedad, dolor, muerte. Temas que estructuran esta novela histórica permitiendo que, a través de ellos, se teja la vida de un personaje tan inquietante como Adriano emperador que marcó el fin de una época de expansión del Imperio romano.

Marguerite Yourcenar nos presenta su novela histórica a modo de carta, escrita en primera persona[4], dirigida a Marco Antonio (Annio Vero) hijo de Lucio Ceyonio que aparece en escena cuando Adriano valora a uno de sus compañeros en el senado Ceyonio Cómodo padre de Lucio (p. 90). Adriano se ve motivado a redactar esta carta luego de alcanzar la consciencia necesaria sobre el final de su vida y el sentido de su existencia; "la existencia me ha dado mucho, o por lo menos he sabido extraer mucho de ella; en este momento, como en los tiempos de mi felicidad, y por razones absolutamente opuestas, me parece que no tiene ya nada que ofrecerme; y sin embargo no estoy seguro de que nada queda por aprender de ella. Escucharé sus secretas instrucciones hasta el fin"[5], antes de llegar a esta concepción a Adriano le ha causado un profundo impacto el hecho de saberse enfermo, visiblemente deteriorado y sin la misma fuerza que antes le caracterizo, al punto de haber decidido morir prematuramente, decisión que resultó ser trágica al producir el suicidio de Iollas "joven médico alejandrino que Hermógenes había escogido…para que lo reemplazara durante su ausencia"[6] de modo que la carta sigue una estructura que responde a la necesidad de revelar detalles de su vida personal que le permiten a su vez elaborar una serie de recomendaciones con el fin de ser un emperador ejemplar con un alto sentido humanitario.

UN ACTO DE CONCIENCIA

En primer lugar Adriano se refiere a su enfermedad y a su médico Hermógenes, nos permite aproximarnos a la conciencia que tiene sobre su enfermedad y cercanía a la muerte; "mis piernas hinchadas ya no me sostienen durante las largas ceremonias romanas; me sofoco; y tengo sesenta años" (p. 6). Recuerda con alegría y nostalgia los tiempos de placer de los que disfrutaba gracias a su buena salud y a la juventud, habla de sus preferencias que lo muestran como un hombre sobrio que no gusta de los excesos; "pero los festines de Roma me llenaban de tal repugnancia y hastío que alguna vez, cuando me creía próximo a la muerte durante un reconocimiento o una expedición militar, me dije para reconfortarme que por lo menos no tendría que volver a participar de una comida" (p. 10). Se refiere al amor; "el juego misterioso que va del amor a un cuerpo al amor de una persona me ha parecido lo bastante bello como para consagrarle parte de mi vida" (p. 13) y lo muestra como un prodigio (p. 14). Hace una descripción de su tiempo de formación, de su época de ejercicios gimnásticos en los que exalta la salud, la juventud y la fuerza (p. 19) y habla de la experiencia del sueño construyendo un concepto al respecto; "Todo hombre se avergüenza de su rostro contaminado de sueño. Cuántas veces, al levantarme temprano para estudiar o leer, ordené con mis manos las almohadas revueltas, las mantas en desorden, evidencias casi obscenas de nuestros encuentros con la nada, pruebas de que cada noche dejamos de ser…" (p. 20) "…si ese mundo larval y fantástico, donde lo vulgar y lo absurdo pululan con mayor abundancia aún que en la tierra, nos ofrece una idea de las condiciones del alma separada del cuerpo…" (p. 238) y ofrece una concepción sobre sí mismo; "como suele suceder, lo que no fui es quizá lo que más ajustadamente la define (la vida): buen soldado pero en modo alguno hombre de guerra; aficionado la arte, pero no ese artista que Nerón creyó ser al morir; capaz de cometer crímenes, pero no abrumado por ellos…Yo ocupé sucesivamente todas las posiciones extremas, pero no me mantuve en ellas; la vida me hizo resbalar siempre" (p. 23).

DATOS PREVIOS

La enfermedad se convierte en la excusa perfecta para narrar los principales hechos de su vida empezando por una reseña biográfica en la que nos habla de su abuelo Marulino y de las enseñanzas de su padre Elio Afer Adriano y de su muerte cuando Adriano tenía 12 años (p. 27), de la separación de su madre por ser llamado a Roma por su tutor, menciona a su hermana Paulina quien siendo muy joven se casó con un viejo (p. 29) y habla un poco del contexto de la época; "El helenismo y el Oriente eran desconocidos, o se los miraba de lejos con el ceño fruncido; creo que en toda la península no había una sola estatua griega. La economía iba a la par de la riqueza, y una cierta rusticidad con un empaque casi pomposo" (p. 29) y de las principales hazañas cerca a Trajano "mi padre adoptivo" (p.91) a quien le fue encomendado su cuidado luego de la muerte de su padre.

TRANSPARENCIA - SINCERIDAD

Adriano no teme presentar a Marco Antonio su propio perfil y lo trata de hacer de la manera más honesta sin omitir incluso aquellas cosas que muchos podrían concebir como extraviadas, en este sentido, manifiesta su estima y preferencia por Lucio afirmando: "le hice promesas que más tarde acarrearon hartas preocupaciones; aquel joven fauno danzante ocupó seis meses de mi vida" (p.90), de igual modo, narra con gran detalle y con mucha emoción su relación con Antinoo joven con quien se encontró por vez primera en su paso por el Asia Menor en "el verano que siguió a mi encuentro con Osroes" (p.127) encuentro que permitió un cruce de datos y de contemplaciones que fueron el punto de partida de una relación que se convertiría para Adriano en lo más preciado de su vida afectiva; "Así habría de nacer un intimidad. A partir de entonces me acompañó en todos mis viajes, y comenzaron algunos años fabulosos" (p.128). La carta describe además las impresiones de Adriano sobre el emperador Trajano a quien admiraba profundamente, su admiración y amistad casi divina con la emperatriz Plotina, sus hazañas militares, sus intereses políticos y principales acciones en favor del Imperio Romano, su interés por la humanidad, la libertad y la felicidad, el interés por el arte y la belleza, su admiración por la cultura griega, sus logros arquitectónicos y sus viajes por todos los territorios del Imperio.

LA SUCESIÓN - PASIÓN POR EL PODER

Pasados los sesenta años el emperador Trajano ya se encontraba enfermo y débil y no podía estar presente en todos los frentes de conquista, era evidente que se acercaba el momento de su muerte y no se atrevía aún a nombrar oficialmente a su adoptado, que vendría a sucederle como emperador; este hecho preocupaba a Adriano, quien creía merecer la adopción pues llevaba largo tiempo al servicio de Trajano ganándose su entera confianza y demostrándole que en todo el imperio no había un hombre más idóneo que él para sucederle. Adriano tenía ansias de poder y de gloria; "Trabajar para Trajano me produjo un placer semejante al que los ejercicios de retórica me habían proporcionado en la adolescencia; a solas en mi habitación, estudiando mis efectos ante un espejo, me sentía emperador" (p. 50). La pasión por el poder era para Adriano un afán salvado por profundo sentido de humanidad y un deseo sincero de implantar un período de paz al imperio y de poner a su servicio lo mejor que poseía como persona, sus virtudes, sus anhelos, sus pasiones personales, su amor por el arte, por la belleza, por la cultura, por la construcción; "Mi deseo de poder era semejante al del amor, que impide al amante comer, dormir, pensar, y aun amar, hasta que no se hayan cumplido ciertos ritos…necesitaba la seguridad de que iba a reinar para sentir de nuevo el placer de ser útil" (p. 74)

ADRIANO NUEVO EMPERADOR

Finalmente vino la muerte de Trajano que no era lo que interesaba a Adriano sino el hecho de que hiciera manifiesta su adopción. Puesto en marcha para Italia Adriano recibió la noticia del deseo final del emperador que lo nombraba sucesor; "Todo lo que desde hacía diez años fuera febrilmente soñado, combinado, discutido o callado, se reducía a un mensaje de dos líneas, trazado en griego por una mano firme y una menuda escritura de mujer" (p. 77) Desde entonces Adriano es el nuevo emperador de Roma y se dedica a describir el modo como gerencia este gran imperio empezando por el fin del período de conquistas seguido de un amplio proceso de pacificación por medio de negociaciones que se convirtieron en uno de los fines de su época como emperador; "suprimí de un trazo las conquistas peligrosas…forcé la paz" (p. 80) De manera que la paz se convirtió en un propósito fundamental de Adriano "la paz era mi fin, pero de ninguna manera mi ídolo" (p. 82) y este propósito habría de ser su reacción contra la política de conquista adelantada por emperadores anteriores a él. Otro propósito fundamental consistió en humanizar el imperio valiéndose para ello del modelo griego que además le serviría para ennoblecer a Roma por medio de la belleza y del arte, fundó varios centros de cultura griega en roma y otras partes del imperio, creó centros de estudio, bibliotecas; "Sí, Atenas era siempre bella, y no lamentaba haber impuesto disciplinas griegas a mi vida. Todo lo que poseemos de humano, de ordenado y lúcido, a ellas se lo debemos" (p. 183) A pesar de esto Adriano afirmaba que el humanismo griego era más teórico que práctico; "Platón había escrito La República y glorificado la idea de lo justo, pero sólo nosotros, instruidos por nuestros propios errores, nos esforzábamos penosamente por hacer del Estado una máquina capaz de servir a los hombres, con el menor riesgo posible de triturarlos…" (p. 184). En fin el Imperio Romano bajo el mando de Adriano recibió un fuerte impulso cultural y estilístico, marcado por la paz y la humanización, por el diálogo, la resolución de conflictos por medio del consenso, gestiones que eran el resultado de una sensata inteligencia puesta al servicio de un imperio que de todos modos no opacaron al ser humano, al Adriano que se dejó entristecer profundamente por el suicidio de Antinoo; "Aquel cuerpo tan dócil se negaba a dejarse calentar, a revivir. Lo transportamos a bordo. Todo se venía abajo: todo pareció apagarse. Derrumbarse el Zeus Olímpico, el Amo del todo, el Salvador del Mundo, y sólo quedó un hombre de cabellos grises sollozando en el puente de una barca" (p. 164) lamentable acontecimiento para el que sólo halló cierto consuelo por medio de la divinización de Antinoo para quien hizo esculpir hermosas esculturas bajo su propia dirección y para quien decretó un culto especial. El mismo Adriano que gastaba nobles palabras pare referirse a su mejores amigos y para halagar y reconocer las virtudes de quienes le rodeaban y trabajaban para él siendo leales a sus propósitos.

LUCIO - ANTONINO[7] - ANNIO VERO

Pronto aparecerían los síntomas de la enfermedad que terminaría por llevarlo a la muerte, una realidad que veía asomarse por todos lados: "la muerte es tan horrorosa, pero también lo es la vida…" (p. 171). Ante la enfermedad y la proximidad de la muerte, al igual que Trajano, Adriano se tomó su tiempo para decidir sobre la sucesión del trono, pero después de vacilar al respecto se convenció de que quien mejor defendería sus propósitos y se preocuparía por la buena administración del Imperio, sin dejarse llevar por los excesos, sería Lucio: "A raíz de una crisis de sofocación más grave que las anteriores -aviso de que ya no había tiempo que perder- me decidí bruscamente y adopté a Lucio, quien tomó el nombre de Elio César. Su ambición era negligente; exigía sin avidez, habituado desde siempre a conseguirlo todo; por ello recibió con la mayor desenvoltura mi decisión" (p. 213) pero Adriano no contaba con la sorpresiva enfermedad de Lucio que lo llevó a la muerte antes que él; sorprenderá quizá a Marco Aurelio la breve descripción que hace Adriano de la visita de la esposa y el hijo de Lucio en su lecho de enfermo: "su mujer vino a visitarlo, y la entrevista acabó como siempre con palabras amargas; ella no volvió más. Le trajeron a su hijo, hermoso niño de siete años, llena de sonrisas la boca aún sin dientes…" (p. 219) por fortuna Adriano tuvo la posibilidad de realizar una buena elección al adoptar a Antonino "Hombre sencillo, posee una virtud en la cual había pensado poco hasta ahora, aun cuando me ocurriera ponerla en práctica: la bondad" (p. 221) pero Adriano en memoria de Lucio y además por admiración frente a Annio Vero su hijo en cuya formación había participado, hizo todo lo necesario para que fuera adoptado, a su vez, por Antonino. Adriano sin embargo es consciente del poco afecto que le inspira a Marco Aurelio, pero reconoce en él virtudes que serán necesarias para el imperio y que practicadas desde la juventud suponen una adecuada entereza signo de madurez; "…No me has ocultado tu melancólico desdén por los esplendores efímeros, por esa corte que se dispersará con mi muerte. No me quieres; tu afecto va más bien hacia Antonino. Sospechas en mí una sabiduría opuesta a la que te enseñan tus maestros, ves en mi abandono a los sentidos un método contrario a la severidad de la tuya, y sin embargo paralelo… hay más de una sabiduría, y todas son necesarias al mundo; no está mal que se vayan alternando" (p. 223) de esta manera Adriano prepara un nuevo período en la vida del Imperio Romano que le permite morir no sin asombro pero con cierta seguridad, con la confianza que le da haber hecho las cosas bien obrando con honestidad consigo mismo y con los demás aunque no hubiera sido plenamente comprendido, muere con los ojos abiertos es decir con la consciencia de haber vivido sin negarse lo mejor que de la vida pudo obtener y además con claridad sobre el reconocimiento que se ganó durante su gloriosa administración del imperio que le permitiría de cierta manera permanecer vivo en la memoria de los demás sobre todo para aquellos para quien supo ser un dios en cuanto era simplemente humano.

Frases de Álvaro Gómez Hurtado

"Las encuestas son como las morcillas: muy sabrosas hasta que uno sabe cómo las hacen"

"Mi Revolución es el desarrollo"

"Yo creo que Colombia puede"

"La pobreza circundante es un reproche, no nos debería dejar dormir"

"La Revolución Social tenemos que hacerla"

"La divina voz del pueblo es la que debemos seguir, y no la de las subametralladoras"

"Desde la dirección del Estado, con planeación democrática, se debe derrotar la pobreza, porque la pobreza entristece a la patria"

"Soy libre, soy un hombre libre"

"Preferimos que haya menos leyes, pero que esas leyes se cumplan"

"Necesitamos una nueva dimensión...que se oigan nuestros pasos como sonidos de bronce...es la Historia, es el ruido de la Historia"

"Es una estupenda obligación repensar todas las cosas"

"Hay que tumbar al régimen"

"El presidente Samper no se puede ir, pero tampoco se puede quedar"

"Ser abatido por ráfagas de ametralladora, como parecía ser mi suerte, no debía considerarse como un infortunio singular, quizás no era 'un bel morir', como lo reclamaba Segismundo Malatesta; pero en las actuales circunstancias del país y del mundo, una muerte así podía no ser un sacrificio inútil, sino la creación de un símbolo que convocara un movimiento de restauración".

Alvaro Gómez Hurtado (1919 - 1995) fue un escritor, pintor, periodista, catedrático, abogado y político colombiano, redactor de la Constitución de 1991, senador, diplomático y varias veces candidato a la Presidencia de la República, asesinado por sus declaraciones en contra de la corrupción política y la infiltración del narcotráfico en el Estado.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Niña

Nombras el árbol, niña.
Y el árbol crece, lento y pleno,
anegando los aires,
verde deslumbramiento,
hasta volvernos verde la mirada.

Nombras el cielo, niña.
Y el cielo azul, la nube blanca,
la luz de la mañana,
se meten en el pecho
hasta volverlo cielo y transparencia.

Nombras el agua, niña.
Y el agua brota, no sé dónde,
baña la tierra negra,
reverdece la flor, brilla en las hojas
y en húmedos vapores nos convierte.

No dices nada, niña.
Y nace del silencio
la vida en una ola
de música amarilla;
su dorada marea
nos alza a plenitudes,
nos vuelve a ser nosotros, extraviados.

¡Niña que me levanta y resucita!
¡Ola sin fin, sin límites, eterna!

Octavio Paz (México)

domingo, 12 de septiembre de 2010

Adri´s Sonet

Es prístina y profunda,
Mágico manantial oculto.
Espíritu dulce que susurra
La más bella melodía del mundo.

¿Qué es ella?
Mujer y sonrisa,
Amiga y estrella,
Médica y musa.

Es viaje a lo Eterno,
Es música y flama,
Un Paraíso sin Tiempo,

Una voz que enaltece el alma
Y embellece el pensamiento:
Mi querida, hermosa Adriana.

David Alberto Campos Vargas

miércoles, 8 de septiembre de 2010

LA REVERSIÓN DE LA PERSPECTIVA EN EL PROCESO PSICOTERAPÉUTICO

David Alberto Campos Vargas

La Reversión de la Perspectiva ha venido siendo entendida como una de las vicisitudes del proceso analítico (como el acting out o la reacción terapéutica negativa), que trata de impedir el desarrollo del insight “evitando el dolor mental que el insight provoca inevitablemente”. En ella hay una falla en el contrato terapéutico: el paciente está ahí, pero para otra cosa. No quiere pasar por el doloroso proceso que implica la conquista del insight, como lo señalan Bion y Bettelheim. Pero también puede ser entendida como una dificultad cognitiva social, que dificulta en gran medida la capacidad de percibirse a sí mismo y al mundo desde otra perspectiva, distinta a la de las propias premisas y prejuicios.

Tal vez fue Abraham el primero en intuir este escollo en psicoterapia, al hablar de ciertos pacientes con “gran dificultad para reconocer el papel del analista, que constantemente discuten sus interpretaciones”. Pero fue Bion quien definió el problema como Reversión de la Perspectiva, entendiéndolo como un proceso del pensamiento vinculado a un intento de desestabilizar la situación analítica.

Bion apela al concepto de Parte Psicótica de la Personalidad, un modo de funcionamiento mental contrapuesto a la Parte Neurótica de la Personalidad. Dicha Parte Psicótica de la Personalidad se caracteriza por: 1) Odio a la realidad externa e interna (y a todos los instrumentos que pueden poner en contacto con dichas realidades, 2) odio a las relaciones de objeto, 3) intolerancia a la frustración (lo cual puede explicar el odio a la realidad, pues la realidad implica frustración), 4) predominio del Instinto de Muerte, 5) uso de la envidia para desarrollar sus relaciones de objeto (en contraposición a la Parte Neurótica de la Personalidad, que usa la Libido), 6) predominio de impulsos destructivos, 7) identificación proyectiva masiva y de gran destructividad, 8) ataque al pensamiento, 9) temor a un aniquilamiento inminente, 10) relaciones objetales prematuras, precipitadas y frágiles. La Reversión de la Perspectiva, desde la mirada bioniana, haría referencia a determinados pacientes en quienes predomina la Parte Psicótica de la Personalidad.

Bion entendía a la Personalidad como un continuo con dos polos: el neurótico y el psicótico. La brecha entre estos dos polos se va ensanchando en la medida en que el individuo se va desarrollando. A propósito del funcionamiento de la personalidad, Bion define una relación continente-contenido positiva, imprescindible para el crecimiento mental: “el contenido tiene que encontrar algo que lo reciba y pueda modificarlo; el continente necesita algo que lo llene, lo colme. El niño proyecta en su madre sus temores y la madre los tolera dentro de ella, los asimila” y los devuelve como un contenido menos angustioso, más tolerable, menos doloroso.

En la Parte Psicótica de la Personalidad la relación continente-contenido no se da en términos positivos sino en términos de despojo y denudación. El individuo siente que el contenido se mete en el continente para destruirlo, y el continente recibe el contenido para despojarlo…de ahí que la parte psicótica de la personalidad experimente los vínculos como angustiantes, peligrosos: siempre está la angustia a ser desmantelado, vaciado, destruido.

La Parte Psicótica de la Personalidad realiza ataques destructivos (“ataques al vínculo”) contra todo lo que tiene función de unir un objeto con otro (función vincular o de asociación). Así, en la Reversión de la Perspectiva, el paciente puede sentir que la interpretación es un contenido destructivo que irrumpe en su mente para dañarlo, o puede recibir la interpretación despojándola de su significado original, transformándola en algo “malo”, perseguidor, peligroso.

La triada “arrogancia, estupidez y curiosidad” acompaña usualmente este ataque al vínculo y es a su vez un índice de “catástrofe psicótica”; como señala Bion, la combinación de intrusividad, curiosidad estúpida e insultante arrogancia (que, como apunta Etchegoyen, se realimenta en la estupidez proyectada en el objeto) lleva a una continua y demoledora desvalorización de los demás (del “Otro”). De ahí que el analista (uno de “los Otros”) y sus interpretaciones sean también atacados. Y todo esto lleva a una sobrecarga en la contratransferencia.

Bion también trató de esquematizar la Reversión de la Perspectiva en términos matemáticos (como tanto le gustaba hacer): es el funcionamiento (del área psicótica de la personalidad) opuesto a la Perspectiva Reversible del insight. En este tipo de funcionamiento mental, el deseo de conocer (vínculo K) se trueca en un deseo de desconocer (vínculo – K). Es decir, el paciente está funcionando de tal manera que presente desconocer incluso lo que es evidente, dado que es doloroso (como creía Bion) y/o dado que no dispone de otra perspectiva para afrontar su vivencia.

En el funcionamiento de la parte psicótica de la personalidad, se exterioriza masivamente la destructividad, la envidia: “la autoafirmación psicótica de la personalidad nace de la omnipotencia, desconociendo lo racional y positivo, denigrando al terapeuta, atacándolo a él y a sus interpretaciones, y a sus actos en general”.
Rosenfeld, haciendo eco a las ideas de Bion, habla de un Self Narcisístico muy similar a la Parte Psicótica de la Personalidad, impulsado por la voracidad, la envidia, o la fusión de ambas, constituyendo así un deseo de agotar por completo al Otro (“al objeto”, diría Klein), no sólo para poseer todo lo bueno que éste tiene, sino para vaciarlo intencionalmente, a fin de que no tenga nada envidiable.

En este orden de ideas, la Reversión de la Perspectiva es desconocimiento como “actitud del espíritu”, como modo de funcionamiento mental, y por eso Bion la describió como “el negativo del insight” o el vínculo – K: justamente el knowledge reverso, en el que se busca alejarse del conocimiento y aferrarse a una única perspectiva de las cosas (fanatismo y testarudez mental propia de la ignorancia, que conlleva a la devaluación de la Perspectiva del Otro y a la fijación perenne a una premisa epistemológica: “sólo hay una forma de vivenciar lo que ocurrió o está ocurriendo, y esa forma es la mía”)

Bion planteó la Reversión de la Perspectiva como uno de los modos de funcionamiento de la Parte Psicótica de la Personalidad, “una forma especial de pensamiento que trata de evitar a toda costa el dolor mental”. Para negar el dolor psíquico, la Reversión de la Perspectiva apoya en una modificación permanente de la estructura mental: el Splitting Estático: a diferencia del Splitting Clásico, en el Splitting Estático no es un mecanismo de defensa al que se recurra ante determinadas situaciones, sino que está ahí “para siempre”: el paciente se ubica en una trinchera inamovible, en su perspectiva, y como nunca se mueve de ella empieza a interpretar y decodificar toda su vivencia desde una posición ya tomada. Por ende, las perspectivas del Otro (por ejemplo, del terapeuta) son sistemáticamente atacadas, invalidadas. Llamativamente, este fenómeno ha sido descrito desde otras perspectivas a lo largo de la Historia: podría corresponder a la acusada “rigidez del pensamiento” de los psicóticos descrita en la psiquiatría clásica, y a la falla en la cognición social de la que habla la moderna Neurociencia Social.


La Reversión de la Perspectiva puede ser entendida entonces como una forma alterada del pensamiento, en la que la capacidad de intersubjetividad y de cognición de la Otredad se encuentra deformada: quien la padece se encuentra anclado a un modo único de percibir las cosas: todos los fenómenos y epifenómenos de su existencia son evaluados, de modo rígido y perenne, desde una única perspectiva. La propia visión de la existencia, y la misma cosmovisión que se tiene, se encuentra sentenciada a estar siempre en un mismo punto, y ello lleva aparejada una inmensa dificultad para concebir la propia vivencia de ser-en-el-mundo. No es de extrañar, entonces, la dificultad simultánea para el cambio en el proceso psicoterapéutico: el sujeto se halla prisionero de sus propias premisas, enclaustrado, incapaz de ver más allá de sus propios fantasmas.

Etchegoyen llama la atención al hecho de que dicha “disposición mental” reposa en las premisas del pensar. “El sujeto se atiene fijamente a sus premisas…está continuamente reinterpretando las interpretaciones del analista para que hagan juego con sus propias premisas, que es también una forma de decir que las premisas del analista tienen que ser calladamente rechazadas”.

Así, la Reversión de la Perspectiva es un caso de rigidez de pensamiento extrema y contraproducente, que ata al paciente a una sola posibilidad cognitiva: su perspectiva: esta única lente de vivenciar la existencia le trae gran dificultad para entender la perspectiva del Otro, de re-interpretar su propia biografía y de permitirse una posibilidad de cambio, y que, en efecto, obstaculiza en gran medida cualquier abordaje psicoterapéutico.

De otro lado, Bion insiste en que los pacientes que hacen Reversión de la Perspectiva tienen una predominancia del Instinto de Muerte postulado por Sigmund Freud; en ellos, “los impulsos están teñidos de Tánatos”, y esto produce un funcionamiento primitivo de la mente, con odio a la realidad (tanto interna como externa), transferencias psicóticas (con uso masivo de la proyección) y ante ellos el terapeuta, como señala Rosenfeld, corre el riesgo de sucumbir ante la identificación proyectiva masiva. La postura del terapeuta, como la posición del objeto-madre, debe ser la de recibir estas embestidas (identificación proyectiva masiva, envidia, voracidad, agresiones del paciente) y, en una plena función de reverie, devolverlas “más metaboliables”, más asimilables, menos tanáticas. Es decir, el terapeuta debe, pese a todo, permitir la elaboración del pensamiento, la transformación de elementos beta en elementos alfa (cosa a la que, justamente, el paciente en Reversión de la Perspectiva se opone, pues le huye al insight).

¿Cómo iremos identificando una evolución favorable? En la medida en que el vínculo – K se vaya transformando en vínculo + K, en que el paciente vaya saliendo de su trinchera y vaya aceptando la realidad (por dolorosa que sea): pensando, aceptando el conocimiento, aceptando las interpretaciones del terapeuta y arriesgándose a adquirir el insight. Como diría Bion, “avanzando hacia la maduración mental”.

La psicoterapia busca el conocimiento, la conciencia de la propia realidad psíquica: un conocimiento que vaya más allá del mero “conocimiento intelectual” (“el conocimiento acerca de algo” del que habla Bion): se trata aquí de un conocimiento personal, del “haber sido”, de la realidad interna. El terapeuta y el paciente deben permitirse la búsqueda de la ligazón que permite el pensamiento (ligazón que es atacada brutalmente en la Reversión de la Perspectiva): esa unión, esa asociación de experiencias vivenciales, irá formando cadenas ideativas (recordemos el concepto de realización: cuando la preconcepción se encuentra con la realidad, surge la concepción) más y más complejas, que permitirán la estructuración progresiva del proceso de pensamiento. Y el camino a la curación, aunque largo y difícil la mayoría de las veces, irá aparejado a la integración, a la ligazón, a la maduración del proceso de pensamiento, al conocimiento de la verdad psíquica. Por eso los psicoterapeutas deben entender que su objetivo no es “entrenar” a los pacientes, sino permitirles el pensar.

Lecturas recomendadas

1. Etchegoyen, H. Los Fundamentos de la Técnica Psicoanalítica. Amorrortu, 1988
2. Bion, W. Attacks on Linking, Internacional Journal of Psycho-Analysis, vol 40, 308-15. 1959.
3. Bion, W. Volviendo a Pensar. Horme, Buenos Aires, 1977
4. Segal, H. Introducción a la obra de Melanie Klein. Paidos, Buenos Aires, 1978
5. Klein, M. On the development of Mental Functioning, 1958
6. Gabbard, G. Long Term Psychodinamic Psychoterapy. 2001.
7. Bettelheim, B. Rosenfeld, A. El arte de lo obvio, Critica, 1990

Último poema de Arturo Uslar Pietri

Dios: tengo necesidad de hablarte, de gritar tu viejo nombre remoto, y de decirte las torpes palabras del hijo al padre, que todos han dicho, para pedir amparo y misericordia, ante la fría sombra que se avecina, ante la soledad y el miedo, ante la adivinada noche de la nada. Como si encendiera una lámpara para que el viento la apagara.

Arturo Uslar Pietri(Caracas, 1906 - 2001) Escritor y político venezolano. Después de Rómulo Gallegos, es el escritor venezolano que de más celebridad y consideración ha disfrutado en el siglo XX. Su novela Las lanzas coloradas, con la que se dio a conocer cuando contaba apenas veinticinco años, contribuyó a forjar la tan hispanoamericana tradición del "realismo mágico".