domingo, 30 de mayo de 2010

Poemas y Biografía de Porfirio Barba Jacob (Miguel Angel Osorio)

FUTURO

Decid cuando yo muera... (¡y el día esté lejano!):
soberbio y desdeñoso, pródigo y turbulento,
en el vital deliquio por siempre insaciado,
era una llama al viento...

Vagó, sensual y triste, por islas de su América;
en un pinar de Honduras vigorizó el aliento;
la tierra mexicana le dio su rebeldía,
su libertad, su fuerza... Y era una llama al viento.

De simas no sondadas subía a las estrellas;
un gran dolor incógnito vibraba por su acento;
fue sabio en sus abismos -y humilde, humilde, humilde-
porque no es nada una llamita al viento...

Y supo cosas lúgubres, tan hondas y letales,
que nunca humana lira jamás esclareció,
y nadie ha comprendido su trágico lamento...

Era una llama al viento y el viento la apagó.



CANCIÓN DE LA VIDA PROFUNDA

Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
como las leves briznas al viento y al azar...

Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonría...
La vida es clara, undívaga, y abierta como un mar...

Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en Abril el campo, que tiembla de pasión;

bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
el alma está brotando florestas de ilusión.

Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
como la entraña obscura de obscuro pedernal;

la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas,
en rútilas monedas tasando el Bien y el Mal.

Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos...
-¡niñez en el crepúsculo! ¡lagunas de zafir!-

que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
¡y hasta las propias penas! nos hacen sonreír...

Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer;
tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.

Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noches lúgubres el llanto del pinar:

el alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
y acaso ni Dios mismo nos pueda consolar.

Mas hay también ¡oh Tierra! un día... un día... un día
en que levamos anclas para jamás volver;

un día en que discurren vientos ineluctables...
¡Un día en que ya nadie nos puede retener!



SOBERBIA

Le pedí un sublime canto que endulzara
mi rudo, monótono y áspero vivir.

El me dio una alondra de rima encantada...
¡Yo quería mil!

Le pedí un ejemplo del ritmo seguro
con que yo pudiera gobernar mi afán.

Me dio un arroyuelo, murmullo nocturno...
¡Yo quería un mar!

Le pedí una hoguera de ardor nunca extinto,
para que a mis sueños prestase calor.

Me dio una luciérnaga de menguado brillo...
¡Yo quería un sol!

Qué vana es la vida, qué inútil mi impulso,
y el verdor edénico, y el azul Abril...

¡Oh sórdido guía del viaje nocturno!
¡Yo quiero morir!



BALADA DE LA LOCA ALEGRÍA

Mi vaso lleno -el vino del Anáhuac-
mi esfuerzo vano -estéril mi pasión-
soy un perdido -soy un marihuano-
a beber y a danzar al son de mi canción...
Ciñe el tirso oloroso, tañe el jocundo címbalo.

Una bacante loca y un sátiro afrentoso
conjuntan en mi sangre su frenesí amoroso.

Atenas brilla, piensa y esculpe Praxiteles,
y la gracia encadena con rosas la pasión.

¡Ah de la vida parva, que no nos da sus mieles
sino con cierto ritmo y en cierta proporción!

Danzad al soplo de Dionisos que embriaga el corazón...

La Muerte viene, todo será polvo
bajo su imperio: ¡polvo de Pericles,
polvo de Codro, polvo de Cimón!

Mi vaso lleno -el vino del Anáhuac-
mi esfuerzo vano -estéril mi pasión-
soy un perdido -soy un marihuano-

a beber y a danzar al son de mi canción...

De Hispania fructuosa, de Galia deleitable,
de Numidia ardorosa, y de toda la rosa
de los vientos que beben las águilas romanas,
venid, puras doncellas y ávidas cortesanas.

Danzad en delitosos, lúbricos episodios,
con los esclavos nubios, con los marinos rodios.

Flaminio, de cabellos de amaranto,
busca para Heliogábalo en las termas
varones de placer... Alzad el canto,
reíd, danzad en báquica alegría,
y haced brotar la sangre que embriaga el corazón.

La Muerte viene, todo será polvo:
¡polvo de Augusto, polvo de Lucrecio,
polvo de Ovidio, polvo de Nerón!

Mi vaso lleno -el vino del Anáhuac-
mi esfuerzo vano -estéril mi pasión-
soy un perdido -soy un marihuano-
a beber y a danzar al son de mi canción...

Aldeanas del Cauca con olor de azucena;
montañesas de Antioquia, con dulzor de colmena;
infantinas de Lima, unciosas y augurales,
y princesas de México, que es como la alacena

familiar que resguarda los más dulces panales;
y mozuelos de Cuba, lánguidos, sensuales,
ardorosos, baldíos,
cual fantasmas que cruzan por unos sueños míos;

mozuelos de la grata Cuscatlán-¡oh ambrosía!-
y mozuelos de Honduras,
donde hay alondras ciegas por las selvas oscuras;

entrad en la danza, en el feliz torbellino:
reíd, jugad al son de mi canción:
la piña y la guanábana aroman el camino
y un vino de palmeras aduerme el corazón.

La Muerte viene, todo será polvo:
¡polvo de Hidalgo, polvo de Bolívar,
polvo en la urna, y rota ya la urna,
polvo en la ceguedad del aquilón!

Mi vaso lleno -el vino del Anáhuac-
mi esfuerzo vano -estéril mi pasión-
soy un perdido -soy un marihuano-
a beber -a danzar al son de mi canción...

La noche es bella en su embriaguez de mieles,
la tierra es grata en su cendal de brumas;
vivir es dulce, con dulzor de trinos;
canta el amor, espigan los donceles,
se puebla el mundo, se urden los destinos...

¡Que el jugo de las viñas me alivie el corazón!
A beber, a danzar en raudos torbellinos,
vano el esfuerzo, inútil la ilusión...



EL SON DEL VIENTO

El son del viento en la arcada
tiene la clave de mí mismo:
soy una fuerza exacerbada
y soy un clamor de abismo.

Entre los coros estelares
oigo algo mío disonar.

Mis acciones y mis cantares
tenían ritmo particular.

Vine al torrente de la vida
en Santa Rosa de Osos,
una medianoche encendida
en astros de signos borrosos.

Tomé posesión de la tierra,
mía en el sueño y el lino y el pan;
y, moviendo a las normas guerra,
fui Eva... y fui Adán.

Yo ceñía el campo maduro
como si fuera una mujer,
y me enturbiaba un vino oscuro
de placer.

Yo gustaba la voz del viento
como una piñuela en sazón,
y me la comía... con lamento
de avidez en el corazón.

Y, alígero esquife al día,
y a la noche y al tumbo del mar,
bogaba mi fantasía
en un rayo de luz solar.

Iba tras la forma suprema,
tras la nube y el ruiseñor
y el cristal y el doncel y la gema
del dolor.

Iba al Oriente, al Oriente,
hacia las islas de la luz,
a donde alzara un pueblo ardiente
sublimes himnos a lo azul.

Ya, cruzando la Palestina,
veía el rostro de Benjamín,
su ojo límpido, su boca fina
y su arrebato de carmín.

O de Grecia en el día de oro,
do el cañuto le daba Pan,
amaba a Sófocles en el Coro
sonoro que canta el Peán.

O con celo y ardor de paloma
en celo, en la Arabia de Alá
seguía el curso de Mahoma
por la hermosura de Abdalá:

Abdalá era cosa más bella
que lauro y lira y flauta y miel;
cuando le llevó una doncella
¡cien doncellas murieron por él!

... Mis manos se alzaron al ámbito
para medir la inmensidad;
pero mi corazón buscaba ex-ámbito
la luz, el amor, la verdad.

Mis pies se hincaban en el suelo
cual pezuña de Lucifer,
y algo en mí tendía el vuelo
por la niebla, hacia el rosicler...

Pero la Dama misteriosa
de los cabellos de fulgor
viene y en mí su mano posa
y me infunde un fatal amor.

Y lo demás de mi vida
no es sino aquel amor fatal,
con una que otra lámpara encendida
ante el ara del ideal.

Y errar, errar, errar a solas,
la luz de Saturno en mi sien,
roto mástil sobre las olas
en vaivén.

Y una prez en mi alma colérica
que al torvo sino desafía:
el orgullo de ser, ¡oh América!
el Ashaverus de tu poesía...

Y en la flor fugaz del momento
querer el aroma perdido,
y en un deleite sin pensamiento
hallar la clave del olvido;

después un viento... un viento... un viento...
¡y en ese viento, mi alarido!



CANCIÓN DEL TIEMPO Y EL ESPACIO

El dulce niño pone el sentimiento
entre la pompa de jabón que fía
el lirio de su mano a la extensión.

El dulce niño pone el sentimiento
y el contento en la pompa de jabón.

Yo pongo el corazón -¡pongo el lamento!
entre la pompa de ilusión del día,
en la mentira azul de la extensión.

El dulce niño pone el sentimiento
y el contento. Yo pongo el corazón...



LAMENTACIÓN DE OCTUBRE

Yo no sabía que el azul mañana
es vago espectro del brumoso ayer;
que agitado por soplos de centurias
el corazón anhela arder, arder.

Siento su influjo, y su latencia, y cuando
quiere sus luminarias encender.

Pero la vida está llamando,
y ya no es hora de aprender.

Yo no sabía que tu sol, ternura,
da al cielo de los niños rosicler,
y que, bajo el laurel, el héroe rudo
algo de niño tiene que tener.

¡Oh, quién pudiera de niñez temblando,
a un alba de inocencia renacer!
Pero la vida está pasando,
y ya no es hora de aprender.

Yo no sabía que la paz profunda
del afecto, los lirios del placer,
la magnolia de luz de la energía,
lleva en su blando seno la mujer.

Mi sien rendida en ese seno blando,
un hombre de verdad pudiera ser...

¡Pero la vida está acabando,
y ya no es hora de aprender!



LOS DESPOSADOS DE LA MUERTE

Michael Farrel ardía con un ardor puro como la luz.

Sus manos enseñaban a amar los lirios
y sus sienes a desear el oro de las estrellas.

En sus ojos bullían trémulas luces oceánicas.

Sus formas eran el himno de castidad de la arcilla,
suave y fragante y musical.

Bajo sus bucles rubios, undosos y profusos,
parecían temblar las alas de un ángel.

Emiliano Atehortúa era muy sencillo
y traía una infantilidad inagotable.

Su adolescencia láctea, meliflua y floreal,
fluía por las escarpas de mi madurez
como fluye por el cielo la leche del alba.

Cuando le vi en el vano ejercicio de la vida
me pareció que me envolvía el rumor de una selva
y me inundó el corazón la virtud musical de las aguas.

Hay almas tan melódicas como si fueran ríos
o bosques en las orillas de los ríos.

Guillermo Valderrama era indolente y apasionado.

Como un licor de bajo precio,
la vida le produjo una embriaguez innoble.

Sus formas pregonaban el triunfo de una estirpe.

Había en su voz un glú-glú redentor
y su amante le llamó una vez
"el Príncipe de las hablas de agua".

Leonel Robledo era muy tímido
bajo una apariencia llena de majestad.

En el recóndito espejo de su ternura
se le reflejaba la imagen de una mujer.

Toda su fuerza era para el ensueño y la evocación.

Le vi llorar una vez por males de ausencia
y me dije: hay una tempestad en una gota de rocío,
y, sin embargo, no se conmueven los luceros...

Stello Ialadaki era armonioso, rosáceo, azulino,
como los mares de Grecia, como las islas que ellos ciñen.

Efundía del mundo algo irreal, risueño, fantástico.

Se le veía como marchando de las playas de ensueño
que rozaron las quillas de Simbad el Marino,
hacia las vagas latitudes
por donde erró Sir John de Mandeville.

Cuando le conocí tuve antojo de releer la Odisea,
y por la noche soñé en el misterio de las espigas.
¡Evanaam! ¡Evanaam!

Juan Rafael Agudelo era fuerte. Su fuerza trascendía
como los roncos ecos del monte a los pinos.
Alma laboriosa, la soledad era su ambiente necesario.

Sus ilusiones fructificaban como una floresta
oculta por los tules del "todavía-no".

Sus palabras revelaban la fuerza de la realidad,
y sus actos tenían la sencillez de un gajo de roble.




ELEGÍA DE SEPTIEMBRE

Cordero tranquilo, cordero que paces
tu grama y ajustas tu ser a la eterna armonía:
hundiendo en el lodo las plantas fugaces
huí de mis campos feraces
un día...

Ruiseñor de la selva encantada
que preludias el orto abrileño:
a pesar de la fúnebre muerte, y la sombra, y la nada,
yo tuve el ensueño.

Sendero que vas del alcor campesino
a perderte en la azul lontananza:
los dioses me han hecho un regalo divino:
la ardiente esperanza.

Espiga que mecen los vientos, espiga
que conjuntas el trigo dorado:
al influjo de soplos violentos,
en las noches de amor, he temblado.

Montaña que el sol transfigura.

Tabor al febril mediodía,
silente deidad en la noche estilífera y pura:
¡nadie supo en la tierra sombría
mi dolor, mi temblor, mi pavura!

Y vosotros, rosal florecido,
lebreles sin amo, luceros, crepúsculos,
escuchadme esta cosa tremenda: ¡He Vivido!

He vivido con alma, con sangre, con nervios, con músculos,
y voy al olvido...


Bio - PORFIRIO BARBA JACOB

Porfirio Barba Jacob (seudónimo de Miguel Ángel Osorio Benítez) nació el 29 de julio de 1883 en Santa Rosa, Colombia, y murió en Ciudad de México, el 14 de enero de 1942

Luego de fundar en Bogotá, hacía 1902, el periódico literario El Cancionero Antioqueño, que dirigió como Marín Jiménez, escribió la novela Virginia que nunca vio la luz pues los originales fueron incautados por el alcalde de Santa Rosa por 'inmoral'. En 1906-1907 en Barranquilla escribió sus primeros poemas que hicieron parte de Campiña Florida (1907) donde apareció su más conocido poema: Parábola de la vida profunda. Entonces adoptó el sobrenombre de Ricardo Arenales, que usó hasta 1922, cuando en Guatemala, lo cambió por Barba Jacob (alias que conservó hasta su muerte). En Centroamérica, México y Estados Unidos colaboró en periódicos y revistas. En 1918 escribió una perdida biografía de Pancho Villa. En 1922 fue expulsado de México por Obregón y tuvo que radicarse en Guatemala de donde fue sacado, en 1924, por el general Ubico. Se instaló en El Salvador y fue deportado por el presidente Quiñones. Vivió entonces como cura en Honduras, luego fue a Nueva Orleans y Cuba. En 1926 viajó a Lima. En 1927 regresó a Colombia; tras algunos recitales y trabajar en El Espectador, se marchó para no volver. Vivió nuevamente en Cuba, en donde conoció a Federico García Lorca. En 1930 se radicó definitivamente en México. Su obra es uno de los hitos más interesantes de la literatura colombiana.

sábado, 22 de mayo de 2010

Viva la Francia Libre! - Alocución de Charles De Gaulle - 22 de Junio de 1940

Por David Alberto Campos Vargas (Colombia)

Introducción

Charles André Joseph Marie de Gaulle nació en Lille, Francia, en 1890. Cursó la carrera militar en la Academia de Saint-Cyr, en la que se graduó en 1912. Acabados sus estudios, sirvió a las órdenes del entonces coronel Pétain en el 33 regimiento de infantería. Durante la Primera Guerra Mundial participó en la batalla de Verdún, en la cual fue herido y hecho prisionero (1916) por los alemanes en Fort Douaumont. Tras el armisticio integró la misión militar francesa en Polonia, donde conoció al mariscal Pilsudski e intervino en la guerra polaco-soviética (1919 - 1920).

De regreso en su país, enseñó historia militar en Saint-Cyr (1921) y en los años siguientes formó parte del Consejo Superior de Guerra de Pétain y de los estados mayores del ejército del Rin y de Beirut. Preocupado por la carrera armamentista iniciada por la Alemania de Hitler, en 1934 publicó "Hacia el ejército profesional", libro en el que exponía la importancia que en la guerra futura tendrían los carros de combate y los aviones. En tal sentido, abogaba por la modernización del ejército, el fomento de la aviación y el desarrollo de los carros blindados. Seis años más tarde, informó al ejército de la posibilidad de una ofensiva alemana. Cuando ésta se produjo, obtuvo algunos éxitos aislados al frente de la 4.ª división blindada (Montcornet, Abbeville) en el contexto del derrumbamiento general de las defensas francesas. Luego, a petición del presidente Reynaud, se hizo cargo de la subsecretaría de Estado para la defensa nacional y la guerra.

Traducción

Tras la derrota francesa, y con lo poco que Reynaud consiguió darle de las arcas del gobierno, viajó a Londres, desde donde rechazó la rendición firmada por Pétain y la aceptación de la ocupación alemana de su país. A pesar de los desaires de que fue objeto por parte de Roosevelt, que veía en él un aventurero, consiguió el apoyo del gobierno británico a su Comité de la Francia Libre. A través de los micrófonos de la BBC, a instancias de Winston Churchill, el 22 de junio de 1940 llamó a sus compatriotas a la resistencia. Este discurso es el que se transcribe a continuación:

"Es absurdo considerar la lucha terminada... Sí, hemos sido fuertemente derrotados. Un sistema militar malo, los errores cometidos en la conducción de las operaciones, el espíritu de abandono del gobierno han hecho que se perdiera la batalla de Francia. Pero todavía tenemos un gran imperio, una flota intacta, mucho oro. Todavía tenemos aliados con inmensos recursos.

Si las fuerzas de la libertad finalmente prevalecieran sobre las de la esclavitud, ¿cuál sería el destino de Francia, que ahora se somete? El honor, el sentido común y el interés superior de la patria exhortan a todos los franceses libres a seguir luchando, como puedan, dondequiera que estén.

Yo, el general de Gaulle, estoy empezando esta tarea nacional aquí en Inglaterra. Invito a todos los soldados franceses de los ejércitos de tierra, mar y aire; invito a los ingenieros y obreros especializados en armamento que están en suelo británico o puedan venir. Invito a los líderes, los soldados, los marineros, los pilotos de las fuerzas francesas de tierra, mar y aire, dondequiera que estén, a ponerse en contacto conmigo. Invito a todos los franceses que quieran seguir siendo libres a escucharme y seguirme.

Viva la Francia libre y digna!"

*

"Il est absurde de considérer la lutte comme perdue. Oui, nous avons subi une grande défaite. Un système militaire mauvais, les fautes commises dans la conduite des opérations, l'esprit d'abandon du gouvernement pendant ces derniers combats nous ont fait perdre la bataille de France. Mais il nous reste un vaste Empire, une flotte intacte, beaucoup d'or, il nous reste des alliés dont les ressources sont immenses.

Si les forces de la liberté triomphent finalement de celles de la servitude, quel serait le destin d'une France qui se serait soumise à l'ennemi? L'honneur, le bon sens, l'interêt supérieur de la patrie commandent à tous les français libres de continuer le combat là où ils seront et comme ils le pourront.

Moi, général de Gaulle, j'entreprends ici en Angleterre cette tâche nationale. J'invite tous les militaires français des armées de terre, de mer et de l'air, j'invite les ingénieurs et les ouvriers français spécialistes de l'armement qui se trouvent en territoire britannique où qui pourraient y parvenir. J'invite les chefs, les soldats, les marins, les aviateurs, des forces françaises de terre, de mer, de l'air, où qu'ils se trouvent actuellement, à se mettre en rapport avec moi. J'invite tous les français qui veulent rester libres à m'écouter et à me suivre.

Vive la France libre dans l'honneur et dans l'indépendance!"

Charles De Gaulle (Francia, 1890 - 1970)

domingo, 9 de mayo de 2010

Discurso de Inauguración 4 Congreso Nacional de Residentes de Psiquiatría

(IV Congreso Nacional y I Internacional de Residentes Psiquiatría - Pereira, Colombia, 2010)


Apreciados doctores, colegas y amigos:


Hoy nos unen la amistad y los objetivos en común.

Demostramos, una vez más, que podemos organizarnos y trabajar con eficiencia.

Somos una fuerza unida y pensante. Nuestro Congreso se erige como un evento de primer nivel académico, un símbolo de agremiación. Hemos aprendido del pasado, y vamos por buen camino.

Cada acto de nuestras vidas resuena en la Eternidad. Es por eso que hacemos Historia. Como protagonistas a nivel gremial y científico, llegamos hoy a un punto clave en el desarrollo de Colombia. Estamos llamados a ejercer la Psiquiatría con grandeza y rectitud. La nación nos necesita.

Como psiquiatras estamos llamados a darle capital global, armonía y equilibrio a Colombia. Como psiquiatras estamos llamados a sanar las heridas del país. A engrandecerlo, a hacerlo pensar. A ayudarlo a elaborar una historia de conflicto.

Los psiquiatras tenemos la misión de sembrar esperanza en el pueblo colombiano, el deber de ofrecer nuestro conocimiento al ciudadano que sufre.

Tenemos la tarea de entregar una Colombia más humana a nuestros hijos. Celebramos ya 200 años de Independencia, pero estamos a medias. Se necesita más amor, más virtud, más justicia, más tolerancia, más legalidad, más respeto por la vida. En resumen, más salud mental.

En este orden de ideas, el Congreso no es una simple reunión médica: es una oportunidad de intercambio, de fortalecimiento, de compromiso con esos colombianos que esperan que los universitarios ayuden de verdad a hacer de Colombia una tierra de oportunidades y progreso.

El secreto del éxito es la sumatoria de esfuerzos. Este Congreso es posible gracias al trabajo de muchos:

1. El Comité Organizador.

2. La Universidad Tecnológica de Pereira.

3. Las casas farmacéuticas comprometidas con el avance científico en Colombia.

4. Los conferencistas que han aceptado compartir su conocimiento y experiencia.

5. Los residentes que han contribuido a la ejecución de estrategias: Carolina Jaramillo, Carolina Cristancho, Milton, Delia, Kris, Javier, Karol, Katherine, Alejandra, Andrés, Catalina, Santiago, Clara, Marcela, Cristina, Julio César, Alex, Yuli, Jorge, Fernando, Asdrúbal, Ana Ximena, Carlos, Andrea, Claudia, Leonardo, Janeth, Sandra, Juan Camilo, Maria Angélica, Elizabeth, Adriana; sus nombres simbolizan gentileza y espíritu de trabajo, y no solamente figuran en un Acta: están en mi corazón.

6. Mis buenos consejeros y antiguos Jefes Nacionales, Gustavo y Mario. Su creatividad hizo de cada obstáculo una victoria.

7. Los integrantes del Comité Académico, por su eficiencia, su disciplina y abnegada labor. La rapidez con la que obraron permitió que el Congreso estuviera a punto con semanas de antelación, lo cual benefició su financiamiento y aseguró su calidad.

8. La Asociación Colombiana de Psiquiatría, a la que orgullosamente pertenecemos; Luis Alfredo, su Presidente; su honorable Junta Directiva: el apoyo decidido a este evento los hace verdaderos mecenas de la ciencia.

9. Todos ustedes, que han invertido tiempo y recursos para estar presentes.

Este Congreso tiene una filosofía propia: seguir avanzando hacia los objetivos gremiales. Este Congreso en Pereira es un paso hacia la descentralización. Es reunión de saberes. Es acercamiento a otras especialidades y corporaciones médicas. Es fiesta de conocimiento, alegría de conocimiento, unión, colegaje.

Y debe continuar la amistad con otras sociedades médicas y gremiales. Deben continuar los encuentros académicos, la consolidación del Proyecto INTEGRA, los cineforos y casos clínicos, las reuniones semanales en nuestra Asociación.

Para finalizar, y en síntesis, los objetivos del 4o Congreso Nacional son:

1º. Brindarles un encuentro fecundo y memorable.

2º. Fortalecer aún más los lazos de cooperación y buena voluntad entre las diferentes escuelas.

3º. Dar a luz los Estatutos por vía democrática, para asegurar un cuerpo de Residentes cohesionado y firme.

4º. Retomar el debate salarial y tarifario, batalla que debemos seguir librando contra el régimen, ahora más que nunca, cuando las luchas a favor de la autonomía médica y el derecho del pueblo colombiano a una salud de calidad deben librarse con todo el entusiasmo.

En consonancia con el pensamiento de la Asociación, ratificamos aquí nuestra adhesión al mandato de la Asamblea General: agremiación y salarios dignos.

Instalamos entonces, con el favor de Dios, este 4º Congreso Nacional de Residentes, agradeciendo a la noble ciudad de Pereira, siempre bella, que nos ha recibido con tanto cariño.

Gracias.


DAVID ALBERTO CAMPOS VARGAS
Jefe Nacional de Residentes de Psiquiatría (2009-2010)